“El ciclo se acaba. Una generación se acaba”, decía este viernes Carlo Ancelotti en su última comparecencia en la sala de prensa de la ciudad deportiva del Real Madrid en Valdebebas. El club lo había hecho oficial unos minutos antes, 11 días después de que Brasil anunciara que lo había contratado. Era el aperitivo de la despedida la tarde de este sábado en el Bernabéu de dos gigantes de la historia del club (16.15, Dazn). El entrenador con más títulos (15) y Luka Modric, el jugador con más trofeos (28).

Contra la Real Sociedad, se presentan por última vez en su estadio dos leyendas cuyos legados se entretejen en algunos de los momentos futbolísticos más increíbles de las últimas décadas. Ambos coincidieron en el gol de Ramos en Lisboa: uno en el banquillo, el otro botando el córner. También en las noches delirantes de la Champions de 2022, cuando Modric asistió de caño a Benzema contra el PSG en octavos o cuando lo hizo con el exterior a Rodrygo contra el Chelsea en cuartos. “Las noches de las remontadas serán inolvidables”, dijo ayer Ancelotti.

Sus dos estancias en el banquillo del Madrid, de 2013 a 2015 y de 2021 a 2025, están conectadas por la primera, el cabezazo de Ramos cuando el cronómetro señalaba 92:48 y perdían 0-1 contra el Atlético en la final de la Champions de 2014. El tanto alargó el partido hasta la prórroga, donde atraparon la Décima, y también extendió la vida de Ancelotti en el banquillo, que estuvo a escasos segundos del despido. Aquel prodigio impensable le otorgó también tiempo mucho después.

Siete años más tarde sonó el teléfono de José Ángel Sánchez, director general del Madrid, cuando se encontraba en una boda. Ancelotti comenzó la conversación indagando sobre la posibilidad de conseguir la cesión de algún jugador sobrante para el Everton, al que dirigía. La charla derivó hacia el banquillo vacante del Bernabéu después de la segunda marcha de Zidane, su ayudante en la Décima. El italiano ha relatado el giro varias veces: “He visto que estaban buscando un entrenador y he dicho: ‘Mira, el Real Madrid necesita uno de los mejores’. Y él me pregunta: ‘¿Quién?’. Y yo le he dicho: ‘¿Te has olvidado de 2014?”.

El instante mágico de Ramos le abrió la puerta a otro alargue, este de cuatro temporadas. El italiano no lo olvidó. “Si estoy aquí es también y sobre todo por Sergio Ramos”, dijo en octubre de 2023 antes de enfrentarse a él, entonces en el Sevilla. “Si no marca el gol en la final, probablemente no estaría aquí”.

El que no estaba en el Madrid cuando regresó Ancelotti era el central, cuya marcha se anunció 15 días más tarde de la contratación del técnico. Fue la primera gran pieza de la enorme transformación generacional pilotada por el italiano estos años. Un mes más tarde, Varane se fue traspasado al Manchester United.

El siguiente paso de la transición fue la delantera. Ancelotti se encontró a Hazard y Bale en un punto casi terminal de sus carreras, con el semillero brasileño apretando desde la retaguardia. Vinicius devoró al belga en las primeras jornadas de Liga y completó una temporada sensacional. El italiano le proporcionó confianza, que no había sentido con Zidane, e instrucciones para vivir más cerca del gol. De repente se entendía con Benzema, al que impulsó al Balón de Oro de 2022. Juntos, además, lanzaron al equipo a su 14ª Copa de Europa, que revivió el mito de las remontadas de los ochenta. Y lo multiplicó. Las prodigiosas resurrecciones contra el PSG, el Chelsea y el Manchester City convencieron incluso a los rivales de que existía aquello que Ancelotti llamaba “la magia del Bernabéu”.

Después de revivir contra el City, el técnico se encontró con el presidente, Florentino Pérez. Empezaron el abrazo cuando aún les separaba más de un metro, y cuando ya estaban apretados, Ancelotti le susurró: “Gracias por traerme aquí, presi”.

Hasta estos últimos días, más incómodos, ha repetido que su historia de amor con el Madrid apenas había pasado de la emocionante fase inicial. “La luna de miel sigue. Con el Madrid va a ser para toda la vida”, dijo en la víspera de su último clásico. Aunque en los tramos de pérdida de confianza de la cúpula ha tenido a la federación brasileña a la espera, el italiano siempre ha preferido permanecer en Valdebebas. Hasta que esta temporada recibió el mensaje de que se había agotado su crédito. Levantó la Supercopa de Europa y la Intercontinental, pero se quedó sin Liga, ni Copa ni Champions, y perdió sus cuatro partidos contra el Barcelona.

En aquel 2022 de las remontadas se despidió Marcelo levantando la Champions encaramado a La Cibeles. Se iba otro clásico de las tres orejonas seguidas con Zidane y los jóvenes contribuían cada vez más. Su trabajo con la transición y la Copa del Rey le permitieron conservar el empleo en 2023, cuando el Madrid recibió el formidable bofetón de un 4-0 del City que le eliminó en semifinales de la Champions.

Después del batacazo, Benzema se marchó a Arabia Saudí. Ancelotti pidió contratar a Harry Kane para sustituirle y el club gestionó que el Espanyol, recién descendido, les cediera a Joselu. Ese verano recibió a Jude Bellingham, un centrocampista de 19 años que costó 103 millones y al que casi convirtió en pichichi de la Liga. Ya en primavera, el Bernabéu degustó otra noche increíble contra el Bayern. Y la produjo precisamente Joselu, que salió en el minuto 81, con 0-1 y marcó en el 88 y en el 91 para transportar al equipo a la final de Wembley, donde ganaron la 15ª Copa de Europa, después de atravesar todo el curso hasta esa noche sin Thibaut Courtois. Nacho se despidió del club con ella sobre La Cibeles, y Kroos, desde abajo.

Carlo Ancelotti, tras ganar la Champions en 2024 en Wembley.

El siguiente paso le ha salido peor a Ancelotti, que recibió el pasado verano a Mbappé, el gran deseo de Florentino Pérez, y no consiguió equilibrar el equipo sin el alemán y viendo cómo caían uno tras otro sus defensas, sin recibir más refuerzos que el canterano Asencio. No hubo prodigio esta vez, pese a contar con Mbappé. En su marcha ha pesado eso, pese a la dificultad extrema, y también que este haya sido un curso en el que, al contrario que en los anteriores, no asomara alguno de los jóvenes a los que se esperaba, como Arda Güler, deslumbrante en el final.

“El Real Madrid sigue”, terminó ayer Ancelotti. “Se acaba la carrera de Luka Modric en el Real Madrid, se acaba la mía, se acabó la de Kroos, se acabó la de Casemiro, de Cristiano Ronaldo, de Sergio Ramos, de Benzema, de Casillas… Pero el Real Madrid sigue siendo el mejor club del mundo”.



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