El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha informado este viernes que delegará de manera interina la Presidencia de la República al ministro del Interior, Armando Benedetti, entre el 24 y el 26 de mayo, lapso en el que visitará Ecuador para asistir a la posesión este sábado del reelegido mandatario de ese país, Daniel Noboa. Benedetti ya había sido delegado para esa función en la reciente visita de Petro a China, pero a última hora fue reemplazado por el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo.

La elección de Benedetti para ejercer las funciones presidenciales entre el sábado y el lunes fue conocida en la carta que Petro envió a Efraín Cepeda, presidente del Senado, corporación a la que debe notificar sus ausencias o viajes al exterior. El presidente tiene la potestad de elegir al ministro que considere para que ejerza sus funciones en su ausencia. Entre los que ha seleccionado se encuentran el mencionado Jaramillo (en varias ocasiones); el ministro de Hacienda, Germán Ávila, o la exministra de Trabajo Gloria Inés Ramírez. Según la Constitución, el ministro delegatario debe pertenecer al mismo movimiento o partido político del presidente.

Benedetti es una de las figuras centrales del Gobierno de Gustavo Petro, pero a la vez una de las que más rechazo genera. A pesar de estar llamado a juicio por la Corte Suprema en un caso de corrupción y de ser acusado de violencia machista, ha pasado de ejercer funciones periféricas en el Ejecutivo —embajador en Venezuela y ante la FAO en Roma— a ocupar un cargo determinante como el de ministro del Interior. Al frente de esa cartera, ha sufrido grandes reveses como el archivo de la reforma a la salud, o la caída de la consulta popular, pese a ser un operador político veterano y conocedor de las dinámicas del Congreso.

Otro de los motivos por el que Benedetti es mirado con recelo dentro del propio Gobierno ha sido su guerra abierta con la canciller, Laura Sarabia, a quien amenazó en junio de 2023 con revelar información delicada sobre la financiación de la campaña que llevó a Petro al poder. Poco después, el presidente los sacó del Gobierno, para volver a llamarlos meses después en puestos diferentes, desde los que han ido escalando hasta convertirse en dos de las más poderosas figuras del Ejecutivo. A pesar de eso, desde que Benedetti llegó al ministerio del Interior, en febrero pasado, la trascendencia de Sarabia, otrora central, ha ido perdiendo fuelle.

Por su parte, Petro ha defendido a Benedetti como a su aliado más cercano. Pese a que el ministro ha transitado por varios partidos a lo largo del espectro ideológico, es quizá la persona más defendida dentro del actual Gabinete de izquierda. No le afectaron las agudas críticas que recibió de parte de las ahora exministras Susana Muhamad o Francia Márquez en aquel Consejo de Ministros televisado del 4 de febrero, en el que quedaron descubiertas graves grietas dentro del Gobierno. Tampoco los reparos que de manera pública han expresado varios políticos cercanos al presidente: Benedetti siempre tiene su apoyo. El último gran espaldarazo es, al fin, dejar en sus manos por dos días la Presidencia.



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