Hace tan solo una temporada, el Arsenal se estrelló en la fase previa de la Champions contra el Paris FC en la tanda de penaltis. Un año y medio después, el equipo dirigido ahora por Renée Slegers está en la final de la Liga de Campeones, en donde se mide con el Barcelona el sábado en el Estádio da Luz de Lisboa (18.00; Dazn, La1 y Movistar). La técnica neerlandesa, que era una joven centrocampista de 18 años que acababa de terminar un curso en la academia de las gunners cuando estas levantaron en 2007 la única orejona de su historia, cogió las riendas del banquillo el pasado octubre tras la dimisión del sueco Jonas Eidevall y le cambió la cara a un equipo que en verano incorporó a su pieza más influyente en el juego, Mariona Caldentey. La futbolista española decidió mudarse a Londres tras 10 temporadas en las que ganó todo una y otra vez con el Barcelona. La adaptación de la mallorquina, que en el Barça casi siempre se quedó apartada de la pompa de los premios individuales, ha sido tan formidable que hace menos de dos semanas fue elegida como la jugadora del año en Inglaterra.

Más allá del impacto que han tenido Mariona —nueve goles y cinco asistencias en la Women’s Super League y siete tantos en la Champions— y Slegers, el Arsenal cuenta en sus filas con una de las delanteras más diferenciales de Europa: Alessia Russo. La potente ariete inglesa —la jugadora con más valor de mercado del equipo con 375.000 euros, según la web especializada soccerdonna— fue la máxima artillera de la Liga esta temporada con 12 goles, y también lleva otros siete tantos en la Liga de Campeones, tan solo por detrás de la azulgrana Claudia Pina (10). “Russo y Mariona le dan el toque de calidad al equipo”, sintetiza la exinternacional española Natalia Pablos, que militó en el conjunto gunner de 2015 a 2017.

Esos dos años fueron los únicos en los que Pablos se sintió una futbolista del todo profesional. El Arsenal empezaba entonces a cimentar un proyecto que ha tenido reveses como la eliminación el año pasado en la ronda previa de la Champions, pero que sobre todo ha avanzado con una planificación deportiva y unas instalaciones —el Sobha Realty Training Centre, en Londres— de primer nivel que muchos rivales no tenían. “Teníamos todas las comodidades, comíamos en el club y ya entrenábamos por las mañanas. El gimnasio todavía estaba en construcción, pero contábamos con una nave temporal que era exclusiva para nosotras”, recuerda la exinternacional española.

En su etapa gunner, ella convivió con algunos de los primeros grandes fichajes del Arsenal, como la exazulgrana Asisat Oshoala, la neerlandesa Daniëlle van de Donk o la exinternacional inglesa Fara Williams. “También estaban Casey Stoney y Alex Scott, que eran jugadoras de mucho renombre en Inglaterra, todas de un nivel muy, muy alto” rememora.

La apuesta que hizo el club por invertir en la sección femenina le ha reportado buenos resultados después de cinco temporadas —entre la 2014-2015 y la 2018-2019— en las que ni siquiera se clasificó para la Champions. El Arsenal, además de ganar la Women’s Super League en 2019 y la FA Cup en 2023 y 2024, pisó los cuartos de final de la Liga de Campeones en 2020 tras seis años sin hacerlo, volvió a alcanzar esa ronda dos cursos después y en 2023 llegó hasta las semifinales.

Mariona Caldentey (con el número ocho) se saluda con su entrenadora, Renée Slegers, el pasado octubre en Dagenham tras un partido de la Liga inglesa.

El paso adelante que ha dado este curso con la segunda final continental de su historia lo ha aupado a la séptima posición del ranking UEFA de clubes. El equipo quedó eliminado en la Copa a las primeras de cambio, pero se supo reponer bajo el liderazgo de Slegers y terminó la Liga en la segunda posición, lo que le permite saltarse la fase previa de la Champions la próxima temporada. “Hemos tenido que remontar muchas situaciones difíciles, muchos reveses, pero la persistencia del equipo y el hecho de seguir creyendo han sido claves para nosotras“, resumía hace unos días la técnica neerlandesa en declaraciones a la UEFA.

El conjunto gunner fue capaz de dar la vuelta a un 2-0 adverso en cuartos de final ante el Real Madrid —3-0 en la vuelta en el Emirates— y a un 1-2 en semifinales frente al Olympique de Lyon —1-4 en el Parc Olympique Lyonnais—. El Arsenal se ha convertido en un equipo versátil y con un bloque de jugadoras consolidado desde hace muchos años —como la central Leah Williamson, la lateral Katie McCabe o la capitana Kim Little— que es capaz de crear peligro tanto desde el control del juego y el balón como con contraataques eléctricos. Según el modelo de la empresa especializada en datos de alto rendimiento deportivo Hudl Statsbomb, es el club de la Champions que más goles esperados por disparo genera por partido con 0,13 —ligeramente por delante del Barcelona (0,11)—, que mejor porcentaje de regates realizados tiene (58%) y el tercero que completa más pases exitosos —el 84%, por detrás de las azulgranas y del Bayern—.

Hace solo unos días, en una entrevista con este diario, Mariona resumía con sencillez la seguridad con la que el vestuario sale al campo: “Hemos madurado, jugamos con más confianza. Últimamente, hemos encajado muchos goles, pero también tenemos mucha facilidad para marcar y somos un equipo de chispazos con los que podemos cambiar el partido en cinco minutos. Eso nos da confianza para saber que igual no necesitamos tener el mejor partido o ser superdominadoras para ganar”. Con esa flexibilidad en el juego, sin saber aún si serán capaces o no de robarle por momentos el balón al equipo que más posesión amasa en toda Europa, el Arsenal mejorado de Renée Slegers desafía este sábado al Barcelona en Lisboa.



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