Hay historias que llegan en el lugar preciso y en el momento menos esperado. Edgar Nito estaba en Pátzcuaro, en 2021, escribiendo un guion en la isla Yunuén. Unos pobladores lo vieron y le obsequiaron un libro de relatos orales. Dentro del compilatorio, se encontraba una versión de la leyenda de la miringua, una palabra purépecha que significa “olvido” y se ha convertido en el nombre de una entidad sobrenatural asociada con leyendas al Estado de Michoacán. Se puso a leerlo con su equipo en la madrugada, cuando a las 3.00 se fue la luz en su cabaña, donde supuestamente le dijeron que este ser aparecía. Se pegaron un “sustote”. Su reacción fue inmediata. “Dijimos: ‘Tenemos que hacer una historia de esto”, recuerda el director. Después de tres años de trabajo, ha logrado materializar esta experiencia sobrenatural en Un cuento de pescadores, su segundo largometraje ya en cartelera, que apela al terror folclórico y la recuperación de la memoria oral.

Tras ese primer “encontranazo” con la historia de su próxima película, Nito retornó con su equipo a las islas de Yunuén y Pacanda, en Pátzcuaro, para entrevistar a los locales y recopilar relatos sobre la leyenda. “Queríamos ver qué cosas eran diferentes, qué elementos se contaban de otra manera y eventualmente empezar a construir un guion serio alrededor de eso”, explica el director vía telefónica.

En Un cuento de pescadores de Nito, cuyo primer largometraje —Los ladrones de gasolina— ganó el premio a Mejor Director Narrativo Novel en el Festival de Cine de Tribeca, narra una historia de terror que entrelaza cuatro relatos en una isla pesquera del lago de Pátzcuaro, donde un malvado espíritu lacustre, que te arrastra y ahoga en el lago por tus pecados, acecha a los habitantes, proyectando una oscura sombra sobre sus vidas.

Siguiendo la estela de otras películas de terror o fantasía que sentaron presencia en el Festival de Cine de Morelia en otras ediciones, como Huesera o Desaparecer por completo, Un cuento de pescadores ha mantenido la puerta abierta al cine de género en el certamen, donde recibió una mención del jurado, demostrando que no solo las producciones dramáticas pueden ser consideradas en el cine mexicano.

Póster de la película.

“El cine fantástico, por un lado, retrata la realidad, pero, por otro lado, relata la imaginación del ser humano, la fantasía y eso es complicado. Las cosas que imaginamos, que vienen de los sueños, de los miedos, de los lugares oscuros, pero que no necesariamente se pueden materializar, sino que se sienten en la piel, son un reto extra al de hacer una película normal de drama”, complementa.

La producción fue grabada donde nace la leyenda, en el lago de Pátzcuaro. Fue una decisión de la producción no llevarla a un plató y filmarla en situaciones climáticas y con dificultades reales, desde grabar de noche en el agua, con oleaje, viento frío de día y los cambios de luz de sol a la noche con luna. “Todo el crew se entregó. Las escenas subacuáticas fueron complicadas, porque requirieron una entrega dedicada de días por parte de los actores, junto con buzos de seguridad y buzos que grababan bajo el agua”, elabora Nito.

Algo que es muy interesante de la tradición oral es cómo ésta puede irse reinterpretando se puede ir mutando y cambiando en el imaginario de cada persona en este sentido respecto a esta leyenda, cómo fue digamos poder plasmar en este caso la apariencia del monstruo, lo que ellos veían, lo que ellos digamos la adaptación de la leyenda como tal a lo que ya vemos finalmente en la película.

Un factor que fue positivo para la adaptación de la leyenda de la miringua, según su director, fue cómo la tradición oral y cómo se cuentan estas historias cambian todo el tiempo en función de quién lo cuenta, lo que imaginó y lo que creyó que escuchó. “Siempre está mutando. Eso es lo padre. Bajo esa misma premisa filmamos la película, bajo una estructura de cómo evolucionan las leyendas orales. México es un país rico de tradición en leyendas, mitos, en los que la muerte está constantemente en la parte lúdica-cultural hasta el lado realista, lo que nos permite explotar este género y eventualmente ser un representante digno en todo el mundo por la calidad de historias que tenemos”, agrega.

El terror, un género que gusta a los mexicanos

Según William Turner, el cine mexicano siempre ha tenido una vasta tradición con el género del terror y considera que tener a personalidades como Guillermo del Toro, le ha dado mucha visibilidad al género. “Últimamente ha habido más exposición a este cine. Creo que siempre se ha producido, pero recientemente los exhibidores han notado que en cuanto al público mexicano ya empieza a haber más aceptación también por este tipo de películas. Creo que el cine de terror también transitó a entender esos miedos de la sociedad mexicana y empezarlos a reflejar en el género. Incluso elementos como el terror folclórico han trascendido a los miedos actuales, como en Huesera o Mal de ojo, que ha sorprendido a muchas audiencias dentro y fuera del país”, explica el periodista especializado en cine de terror.

Andrea Canizales, que tiene un canal especializado llamado Miedo mismo, opina que el cine de terror mexicano llegó a estar estancado con cierto tipo de historias, como las leyendas, y cómo eran adaptadas, y que en algún punto dejó de responder a las demandas actuales del público. Ve positivo que el cine de terror mexicano haya podido salir de ese bucle y a buscar su identidad más que copiarla. “Por fin estamos transitando hacia un cine que no se siente nada más como una adaptación de una película de terror gringa. Ya hay referentes maravillosos que se sienten mexicanos y eso me encanta”, complementa.

Edgar Apanco, analista de la industria cinematográfica, considera que si empezamos a pensar que somos un país de leyendas y estas en muchos de los casos se repiten en muchos países son universales, existe una beta por explotar. “Las leyendas y llevadas sobre todo a públicos adultos, ya sea Un cuento de pescadores, no es una película necesariamente para jóvenes. Son para audiencias adultas por las temáticas y por lo explícito. Entonces pensar en eso pensar, en la sofisticación del género, en las leyendas y que sea de terror para adultos, pueden ser los nuevos parámetros para construir los nuevos vecindarios de terror mexicano», finaliza.





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