Cualquier cosa sirve para atizar la confrontación entre bloques políticos en España, ya sea un festival de música o la masacre diaria que perpetra en Gaza el Ejército israelí. Una proposición de ley de los grupos más a la izquierda para facilitar un embargo de armas al Estado hebreo lo corroboró este martes en el Congreso. La mayoría que hace año y medio revalidó el mandato de Pedro Sánchez, tan renqueante a menudo, se realineó esta vez en apoyo de la iniciativa. En contra se alzó sin fisuras toda la derecha. PP y Vox se agarraron al clásico bordón del “antisemitismo” para justificar su rechazo. Ninguno de los dos grupos citó siquiera los más de 50.000 muertos palestinos, ni esbozó la menor crítica al Gobierno ultra de Benjamin Netanyahu. A lo más que llegó el popular Pablo Hispán fue a lamentar la “catástrofe humanitaria” en el enclave palestino.

La iniciativa pasó el primer filtro, la toma en consideración por el pleno, tras ser presentada por Sumar y avalada por todo el resto del flanco más a la izquierda del Congreso: ERC, EH Bildu, Podemos y BNG. PSOE, Junts y PNV se sumaron, aunque advirtieron de que, si el trámite para redactar la ley sigue adelante, presentarán enmiendas a fin de matizar su contenido. Antes, los socialistas escucharon reproches muy ácidos de sus aliados, encabezados por Sumar, su compañero de Gobierno, por mantener contratos de compra de armamento a Israel.

La iniciativa pretende reformar la ley que regula el comercio exterior de material militar. El objetivo es decretar un embargo automático en caso de que algún tribunal internacional reconocido por España admita a trámite una denuncia contra un Estado por crímenes de genocidio. Ese embargo se aplicaría a los contratos firmados anteriormente, como es el caso de las compras españolas de armamento israelí.

El portavoz parlamentario de ERC, Gabriel Rufián, muestra un listado de 15000 niños asesinados por Israel en Gaza, durante su intervención en el pleno del Congreso de los Diputados.

En una ardiente defensa de la iniciativa, el diputado de Sumar Gerardo Pisarello comenzó reconociendo a Sánchez que la pasada semana tachase por primera vez de genocida al Gobierno de Netanyahu. Dicho esto, pasó a la ofensiva, con reproches nada condescendientes con su socio de Gobierno. “Si por la mañana se dice ‘basta de muertos’ y por la tarde se facilita el negocio que los ampara, lo que era denuncia se convierte en complicidad”, arremetió el miembro de los comunes catalanes.

 Pisarello puso gran empeño en prevenirse de las acusaciones de antisemitismo. Condenó sin medias tintas los atentados de Hamás, glosó a figuras históricas del judaísmo como Spinoza o Maimónides y rindió homenaje a los “centenares de miles de judíos” que se oponen al Gobierno de Netanyahu. De nada le sirvió para evitar que Vox y PP se acogiesen a la sempiterna acusación de antisemitismo. Hispán añadió más: dijo que a Pisarello “se le disparó su corazón estalinista”.

El diputado del PSOE, Patxi López, interviene en el pleno del Congreso de los Diputados, este martes.

También Podemos cargó sin concesiones contra los socialistas, cuyas denuncias contra Israel fueron reducidas por la diputada Martina Velarde a mero “postureo” y “tomadura de pelo”. El resto de grupos promotores de la proposición compartió las críticas al partido mayoritario del Ejecutivo, aunque en términos más contenidos. En los discursos de todos ellos reverberó la palabra “genocidio”. “Gaza ha pasado de ser la mayor cárcel al mayor campo de exterminio”, clamó Néstor Rego, del BNG. Jordi Salvador, de ERC, defendió: “No es una iniciativa contra nadie, sino a favor de la vida, del derecho y de la dignidad humana”. La indiferencia mundial ante la masacre recorrió la mayoría de los discursos. “Caerá sobre nuestras conciencias”, advirtió Oskar Matute, de EH Bildu, quien señaló que propuestas como esta permitirán al menos “no pasar a la historia como ovejas, como rebaños mansos”.

Junts y PNV dieron su apoyo, aunque con discursos más matizados. Ambos anunciaron futuras enmiendas y evitaron hablar de genocidio. El catalán Isidre Gavin pidió que la tragedia palestina no se use para nutrir el “aquelarre partidista”. El vasco Mikel Legarda consideró excesivo imponer un embargo en cuanto los tribunales internacionales admitan a trámite una denuncia por crímenes contra la humanidad y abogó por esperar a que se tomen medidas cautelares. La socialista Caridad Rives señaló que la propuesta requerirá, en el trámite posterior, “un análisis más detallado”. Y también asumió la acusación de “genocidio”.

Alberto Asarta, general de división retirado, que participó en misiones internacionales en Líbano e Irak, entre otros países, fue el encargado de defender la posición de Vox. Y a la vez actuar de defensor de Netanyahu ante una Cámara en la que habían resonado, una tras otra, las condenas a sus crímenes. Lo único que está haciendo el Gobierno ultra de Jerusalén es “defenderse de un enemigo que quiere la desaparición del Estado de Israel”. “Y nosotros sabemos de qué lado queremos estar: nunca del lado de los terroristas”, apostilló.

Sin llegar a tanto, el popular Hispán tiró del comodín del antisemitismo y acusó a la izquierda de indiferencia ante la suerte de los rehenes israelíes en manos de Hamás. Sobre la “situación en Gaza” afirmó que “nadie con un mínimo de humanidad no puede no sentirse horrorizada”. Y evitó entrar en ningún otro detalle sobre qué consiste la tal “situación” y cuáles son sus responsables. Se limitó a dejar constancia de que la izquierda “no tiene el monopolio de los buenos sentimientos”.

La polémica sobre Eurovisión sobrevoló todo el debate. La izquierda arremetió contra el PP por llamar al voto a favor de la intérprete israelí, “mientras el Ejército sionista estaba matando a otras 34 personas”, en palabras de Velarde, de Podemos. Hispán le dio la vuelta. Apeló al triunfo de la canción de Israel entre los votantes en España para concluir: “La población española no quiere embargos”. El Congreso, en cambio, parece que sí los quiere, como reveló la votación: 176 contra 171 de PP, Vox y UPN.

Los populares volvieron a llevar este martes al Congreso una nueva solicitud de reprobación del ministro de Transportes, Óscar Puente. Hace siete meses ya consiguieron sacar adelante una propuesta similar gracias al apoyo de Junts. Y esta vez volvieron a la carga aprovechando los últimos incidentes en el tráfico ferroviario. Una oportunidad más para insistir con el discurso de un Gobierno que ha hundido al país en el “caos” y la “corrupción”. Esta vez Junts se abstuvo, al igual que Podemos, y la reprobación volvió a salir. Los votos a favor de algunos socios del Gobierno también permitieron aprobar varios puntos de una moción del PP contra los nombramientos de políticos en la SEPI.



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