Los partidos se vuelven extraños cuando de la Liga apenas quedan ya las raspas. Con el Sevilla salvado la jornada anterior, la misma en la que el Real Madrid vio cómo se le escapaba el título, apenas quedaba por dilucidar el alcance del enfado de la afición sevillista con el palco y a cuánto asciende la factura goleadora de Mbappé. Y de eso tuvo mucho un partido marcado por las dos expulsiones locales; por las protestas de la grada, entre ausencias y globos sobre la hierba; y por el empeño del delantero francés, que solo desatascó la tarde cuando el rival se vio con nueve futbolistas y el graderío había descargado su descontento sobre Del Nido Jr.

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Ørjan Nyland, Kike Salas, Juanlu Sánchez (Peque Fernández, min. 76), Loïc Badé, José Ángel Carmona, Djibril Sow (Manu Bueno, min. 81), Dodi Lukébakio (Isaac Romero, min. 45), Lucien Agoumé, Nemanja Gudelj, Suso (Albert Sambi Lokonga, min. 77) y García Pascual (Adrià Pedrosa, min. 51)
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Andrii Lunin, Jacobo Ramón, Jesús Vallejo (Gonzalo García, min. 65), Federico Valverde, Fran García (Dani Ceballos, min. 76), Luka Modric, Aurélien Tchouaméni, Jude Bellingham, Arda Güler (Lucas Vázquez, min. 76), Endrick (Víctor Muñoz, min. 57) y Kylian Mbappé
Goles
0-1 min. 74: Kylian Mbappe. 0-2 min. 86: Jude Bellingham
Arbitro Mateo Busquets Ferrer
Tarjetas amarillas
Jude Bellingham (min. 65)
Tarjetas rojas
Loic Bade (min. 11), Isaac Romero (min. 47)
Bastante antes de que encontrara su gol número 29, el que casi le garantiza el pichichi (Lewandowski suma 25) y le acerca a la Bota de Oro, cuando los Biris aún no habían tomado asiento, el francés ya había comenzado a desequilibrar el duelo con una carrera a la espalda. Bellingham le lanzó al espacio, Badé le tiró con un agarrón y el árbitro dejó con diez al Sevilla con más de una hora por delante. Siguieron casi tres minutos de revisión de VAR, por si Mbappé estaba en fuera de juego. Pero ha ido ajustando sus impulsos y en el Sánchez Pizjuán fue una amenaza insistente desde la izquierda.
El Madrid se propuso mover con la pelota a ese Sevilla mermado, al ritmo de Güler y Modric, que imaginaban pasillos por los que filtrar balones con picante. El croata, brillante toda la tarde, volvió a dejar a Mbappé en una zona limpia del campo, pero Gudelj alcanzó a incomodarle, y el francés cruzó demasiado el tiro.
Solo contar los futbolistas de cada equipo llevaba a pensar que era cuestión de tiempo que el Madrid encontrara la red de Nyland. Sin embargo, el equipo de Ancelotti se vio antes frente al vértigo en su portería, después de un lance derivado de sus propias circunstancias. El italiano comenzó el encuentro con la rara pareja de centrales que el miércoles cazó la remontada contra el Mallorca en el Bernabéu. El casi inédito Jesús Vallejo y el recién llegado Jacobo Ramón. El canterano se durmió cuando iba a retrasar la pelota a Lunin y se la birló García Pascual, casi tan recién llegado como él, pero más vivo. El delantero se vio mano a mano con el ucranio y remató fuera.
Tras el susto, el Madrid volvió al monólogo, pero no encontraba el gol. El Sevilla aguantaba con coraje y orden, incluso tocando a ratos. Sin embargo, la tarde iba a exigirles incluso más. Al regresar del descanso, casi en su primera acción, a Isaac Romero se le escapó un control y cuando intentó recuperar la pelota terminó clavándole los tacos a Tchouameni muy alto en la pierna. El VAR avisó al árbitro y el Sevilla enfiló el segundo tiempo con dos menos.
La situación se prometía límite, pero el Real no encontraba el modo de que se sintiera así. También por la resistencia corajuda y nada atolondrada del equipo de Caparrós. El único desorden provenía de la grada, de la que llovieron decenas de globos amarillos como parte de la protesta promovida por los Biris. El árbitro detuvo el juego y adelantó la pausa de hidratación.
El Sevilla superaba entonces la hora de resistencia. Aunque Mbappé, con el colmillo afilado, empeñado en que para él la Liga no ha acabado, seguía merodeando con un esfuerzo incansable, surtido de balones por Modric. El croata le encontró en el área y el francés disparó al larguero. Luego le vio abierto al otro lado y, entonces sí, el francés acertó a colocar la pelota desde fuera del área en una esquina cerca del palo a la que no alcanzó Nyland. Era casi el pichichi, un pasito más cerca de la Bota de Oro.
Ni así se descompuso del todo el Sevilla, que cosechó una tanda de olés después de una larga secuencia de pases con nueve futbolistas que el Madrid no acertaba a interrumpir. Pero era un esfuerzo melancólico en un paisaje devastado. El canterano Víctor Muñoz encontró en el segundo palo al canterano Gonzalo, que cabeceó hacia Nyland un balón que se iba fuera hasta que Bellingham lo empujó a la red. Lo inevitable en una tarde que prometía poco más que ser una ocasión para la protesta y para el empeño de Mbappé.
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