Ni la Real Sociedad ni el Girona —ambos en una temporada con poca fortuna— se jugaban más que su orgullo y quedar en lo más alto de la tabla, con la permanencia asegurada tras huir de los puestos de descenso, y sin opciones para las plazas europeas. No había presión en Anoeta, y el fútbol fluyó. Los dos equipos pusieron emoción en un partido competido pero decantado para los locales, que demostraron su compromiso ante los aficionados y que homenajearon a Imanol Alguacil en su despedida del Reale con una victoria gracias a los goles de Pablo Marín, Oyarzabal y Mariezkurrena a pesar de la oposición del Girona en la segunda mitad y de las dianas de Stuani y Portu (3-2). Los tres tantos de la Real, de tres jugadores formados en la cantera que celebraron sus goles abrazando a Imanol.

3
Álex Remiro, Aritz Elustondo, Hamari Traoré (Jon Aramburu, min. 64), Javi López (Arkaitz Mariezkurrena, min. 80), Igor Zubeldia, Pablo Marín (Beñat Turrientes, min. 64), Takefusa Kubo, Brais Méndez (Luka Sucic, min. 57), Martín Zubimendi, Ander Barrenetxea (Sergio Gómez, min. 57) y Mikel Oyarzabal
2

Vladyslav Krapyvtsov, Daley Blind, Ladislav Krejcí, Alejandro Francés, Arnau Martínez, Iván Martín (Arthur, min. 59), Viktor Tsygankov (Oriol Romeu, min. 86), Yáser Asprilla, Yangel Herrera (Arnaut Danjuma, min. 85), Jhon Solís (Abel Ruiz, min. 59) y Cristhian Stuani (Portu, min. 68)
Goles
1-0 min. 4: Pablo Marín. 1-1 min. 9: Stuani. 2-1 min. 19: Oyarzabal. 2-2 min. 76: Portu. 3-2 min. 90: Arkaitz Mariezkurrena
Arbitro Miguel Ángel Ortiz Arias
Tarjetas amarillas
Jhon Solís (min. 48), Hamari Traore (min. 61), Stuani (min. 61), Arnau Martinez (min. 95)
El mero trámite deportivo tuvo un componente emocional, marcado por la despedida de Imanol Alguacil en Anoeta después de seis años y medio en el banquillo, una Copa del Rey y cinco clasificaciones para Europa. “Con algunos jugadores son más de 12 años juntos. He conocido a sus novias, luego a sus mujeres, y ahora a sus hijos”, explicó el técnico de la Real a las cámaras de Movistar +. “Sensaciones ambiguas. Con ganas de que pase porque no me gusta ser protagonista, y por otra de que no llegue el momento, porque significa que no voy a volver a pisar este verde siendo entrenador de la Real”, añadió. El Reale Arena le homenajeó con emoción, con un enorme tifo, y con la insignia de oro y brillantes que le entregó el presidente del club, Jokin Aperribay.
Y la emoción continuó para el conjunto txuri urdin tras el pitido inicial. La Real salió bien de la presión del Girona, y pronto probó al joven portero Krapyvtsov en su debut en Liga bajo los palos de la portería del Girona, y que completó un buen estreno. La primera la pudo parar, pero la segunda, en un saque de córner, se escapó para él, y Pablo Marín anotó el primero de cabeza. El canterano no dudó, y salió corriendo a abrazar a su entrenador. “Se lo debo todo”, aseguró Marín después del partido. Oyarzabal tuvo una gran oportunidad que terminó en un córner que se envenenó para los locales: Tsygankov recuperó rápidamente el balón, lo movió hasta Asprilla, que centró a un Stuani que se coló, escondido, entre la defensa donostiarra para poner las tablas en el marcador. El uruguayo ha sido un futbolista fundamental en el tramo final de temporada para alejar al Girona del sufrimiento del descenso: ha anotado cinco goles en sus últimos seis partidos. Pero la Real no se convencía con un empate, y Oyarzabal transformó un penalti, también abrazó a Imanol y el conjunto donostiarra volvió a ponerse por delante.

Ambos equipos dieron ritmo al balón, buscando los dos llevar el mando del partido, con el Girona sufriendo ante una Real que se crecía, cada vez más vertiginoso. Pero el encuentro estuvo abierto. El Girona encontró la debilidad de la Real por la banda izquierda, con Asprilla hartándose de poner balones y centros peligrosos en el área rival. El conjunto dirigido por Imanol Alguacil estuvo más agresivo, estirándose y con Take Kubo llegando a la línea de fondo, dirigiendo los ataques de los donostiarras por la derecha y haciendo sufrir a Blind y al Girona con centros laterales.
El equipo catalán fue demasiado previsible en sus ataques, sufrió para generar ocasiones durante la primera parte. Aunque no en el arranque de la segunda mitad, cuando fue Álex Remiro quien tuvo que salvar al equipo donostiarra en un par de ocasiones, cuando peor lo pasaba la Real, con Traoré con dificultades para parar a Asprilla. Míchel dio entrada a Abel Ruiz para tener más presencia en el área rival, mientras que Imanol buscó aire fresco para aguantar el marcador y la victoria. El arrebato inicial del Girona y la bajada de pistón de la Real, con problemas para mantener la pelota y encontrar a Kubo, se evidenció con el gol de Portu y el empate del partido.
Pero en casa, los donostiarras no se rindieron, y en el descuento Mariezkurrena marcó el gol que salvó la victoria y fue a celebrarlo con Imanol. Con el pitido final, el equipo no dudó en mantear a su entrenador que, emocionado y saludando a los aficionados, dio la vuelta de honor a un Reale Arena volcado y orgulloso.
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