La política portuguesa vivirá una revolución, si se confirman las previsiones en los sondeos tras las elecciones de hoy, que dan una victoria a la coalición conservadora AD, liderada por Luís Montenegro, y la posibilidad de que la ultraderecha se convierta en la segunda fuerza, por delante del Partido Socialista. Los tres sondeos difundidos a esta hora muestran que AD mejorará sus resultados de 2024 y que los socialistas sufrirán un gran retroceso, con el riesgo de convertirse en tercera fuerza en la Asamblea y ser adelantados por el proyecto populista de André Ventura.

Este domingo electoral en Portugal se parece tanto al de hace un año que incluso los niveles de participación eran calcados hasta el mediodía. Para entonces habían votado el 25,56% de los electores, tres décimas más que en marzo de 2024. La desigualdad aumentó ligeramente con las horas. Hasta las 16.00 habían votado el 48,2% de los electores, tres puntos menos que en la cita anterior. Nada que ver con las colas históricas que se formaron ante los colegios electorales hace 50 años para elegir a los diputados que tendrían que redactar la Constitución, pero entonces los portugueses votaban libremente por vez primera tras medio siglo de dictadura y ahora votan casi cada año, al menos desde 2022. En esta ocasión, forzados por la caída del Gobierno de la coalición conservadora AD debido a la crisis abierta por una cuestión de ética política del primer ministro, Luís Montenegro, que mantuvo operativa la empresa familiar, Spinumviva, cuando llegó al cargo.

A esa sensación un tanto de bienvenido al día de la marmota, contribuye también el hecho de que ni los rostros de los carteles ni los programas han variado. Los candidatos de las ocho fuerzas con representación parlamentaria son idénticos a la campaña de 2024 y el duelo principal enfrenta de nuevo al líder de la coalición conservadora (AD), Luís Montenegro, con el socialista Pedro Nuno Santos. La única novedad de la jornada ha sido la emoción que todavía paladean los seguidores del Sporting, que durante la noche anterior celebraron a lo grande su victoria en la Liga portuguesa para irritación de la afición del Benfica. Su duelo es casi tan mitológico como los que miden al Atlético de Madrid y al Real Madrid.

El candidato socialista Pedro Nuno Santos vota en Lisboa acompañado de su hijo.

Y también inesperada fue la agresión que sufrió Miguel Coelho, presidente de la junta de freguesía (distrito) de Santa Maria Maior, en Lisboa, a manos de un simpatizante de Chega cuando se encontraron en un colegio electoral. Por lo demás, normalidad. André Ventura, líder de Chega, votó en Lisboa, libre al fin de las gasas que mantuvo tras salir el jueves del hospital debido a espasmos en el esófago, al igual que Pedro Nuno Santos, que acudió de nuevo acompañado de su hijo. Luís Montenegro, sin embargo, lo hizo en Espinho, donde tiene la residencia familiar, sede social también de la famosa Spinumviva que ha conducido a esta campaña, en el mismo colegio electoral donde votó por primera vez en 1991.

La gran cuestión es si esta redundancia se plasmará en los resultados y provocará otra vez una noche no apta para dolencias cardiacas como la del 10 de marzo de 2024, cuando la diferencia de votos entre AD y Partido Socialista (PS) fue de apenas 51.000 sufragios y dos escaños. Hasta la una de la madrugada no estuvo del todo claro quién era el ganador, aunque los sondeos a pie de urna habían anticipado una victoria cómoda de Montenegro. En caso de empate, puede resultar crucial el voto del exterior, donde un millón y medio de portugueses tienen derecho a elegir cuatro diputados (dos por la circunscripción de Europa y dos por el resto del mundo). El resultado del recuento no se conocerá hasta el 28 de mayo.

Las anteriores elecciones, también anticipadas por la dimisión del socialista António Costa como primer ministro en noviembre de 2023 al verse envuelto en una investigación judicial que 18 meses después sigue sin dar resultados, marcaron dos hitos importantes. Por un lado, la izquierda encogió su peso en la Asamblea de la República hasta el 40%, el tercer porcentaje más bajo de toda la democracia. Por otra, la ultraderecha rompió el bipartidismo que había caracterizado la política portuguesa desde la Revolución de los Claveles al recibir más de un millón de votos y obtener 50 escaños. El triunfo de André Ventura, con un partido radical que solo tenía un lustro de historia, no alteró los planes de Luís Montenegro para mantener el cordón sanitario frente a la extrema-derecha.

André Ventura, líder de Chega, vota en Lisboa este domingo.

Una de las incógnitas de esta noche es saber si Montenegro seguirá refractario a los acuerdos con la extrema derecha si logra una victoria insuficiente. El líder de AD ha mostrado a las claras su voluntad de pactar con Iniciativa Liberal, cuarta formación parlamentaria. Es un amor correspondido. Pero si, como indican los sondeos, la suma de ambos no garantiza mayoría absoluta, el primer ministro volvería a enfrentar un calvario similar al que ha vivido este año en la Asamblea. En más de una ocasión ha tenido que aprobar medidas impuestas por la oposición con las que discrepaba, como la eliminación de peajes en algunas autovías. Y no hay que olvidar que, a los pocos meses de asumir el cargo, tuvo varias reuniones secretas con André Ventura para tratar de conseguir su apoyo para aprobar los Presupuestos.

Si la victoria es socialista, Pedro Nuno Santos tendría un escenario incluso más endiablado que Montenegro, ya que los sondeos no prevén que el peso parlamentario de la izquierda supere al de la derecha. El líder del PS ha exigido en campaña “reciprocidad” a la coalición conservadora para que les deje gobernar, como hicieron ellos al votar contra dos mociones de censura, apoyar los Presupuestos y pactar la presidencia de la Cámara.

El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, convocará a los líderes de todos los partidos a partir del lunes para conocer sus preferencias para tratar de conseguir una gobernación estable. En su discurso del sábado, animó a los portugueses a votar en tiempos inciertos. “No participar tiene aún menos sentido que en otras elecciones, es enterrar la cabeza en la arena”, indicó.



Source link