El Valencia Basket conquistó el domingo pasado su tercera Liga femenina consecutiva. Un hito que, en los últimos años, solo había logrado el Perfumerías Avenida. No hubo tiempo para grandes celebraciones: un breve festejo con cava y muchos gritos en el vestuario, y un viaje de vuelta de Zaragoza a Valencia donde alguna jugadora sacó un altavoz del tamaño de un balón de rugby que no descansó durante todo el viaje —con Paco, el conductor, sufriendo por si les multaban— ,de un equipo que ha ganado nueve de las 13 finales disputadas en cinco años. Al frente de este conjunto, Rubén Burgos (Valencia, 45 años), un hombre tranquilo, exquisitamente educado, con el ego enjaulado, que es el protagonista de todos los saltos de este club: el ascenso, la entrada en los playoffs, la Eurocup, la primera final, la Supercopa Europea, las tres nacionales, la Copa de la Reina y las tres Ligas. Por el camino, además de títulos, más canas y menos kilos.
Pregunta. ¿A quién llama usted cuando gana un título?
Respuesta. Ahora no llamo. Mando un audio a los amigos y amigas más cercanos y a mi hermano. Tengo la sensación de que, en el pabellón, aunque has ganado, todavía estás trabajando.
P. ¿No se enfada su madre por no recibir una llamada?
R. Ella sabe de qué va esto. Son muchos años de cambio de chip. Este (el paso de jugador a entrenador) es otro negocio diferente. Poco a poco empieza a disfrutarlo más que a sufrirlo. Es muy diferente el entorno de un jugador al de un entrenador.
P. Al final, el Joventut, su rival en cuartos, es el que se lo puso más difícil.
R. Ahí llegábamos muy tocadas sin Leti (Romero) ni Alina (Igupova). También sin Queralt desde hacía pocos días. Nos tocó adaptar los roles y jugar contra un gran equipo que venía de ganarle al Zaragoza y al Salamanca en las últimas jornadas. Nos lo puso muy difícil. Ahí sentimos la presión y responsabilidad.
P. Luego, el Perfumerías Avenida, al que dejaron fuera después de 18 años en las finales.
R. Salamanca ya fue diferente: recuperamos a Leti gracias a los servicios médicos y a su actitud. Llegó Mama Dembele para ayudarnos. Ahí íbamos con menos mochila que contra el Joventut, pero fue un reto complicadísimo y con mucha autoexigencia porque habíamos perdido los dos partidos de la Liga regular. Pero nos vimos más sueltas y con más confianza.
P. Y la final la solventaron en dos partidos.
R. La final ya era otro formato, al mejor de tres partidos. Nosotras tenemos experiencia en finales y la suerte de que caigan de nuestro lado: nueve victorias en 13 finales. Es un porcentaje muy alto y eso nos ha dado seguridad. Para ellas era su primera final de Liga. Hemos llegado bien físicamente a los finales de partido, donde, además, ha aparecido nuestro talento: Alba (Torrens), vital contra el Joventut y en Zaragoza; Leo (Fiebich) en todos los aspectos del juego; Kayla (Alexander), por dentro; Carrera ha estado espectacular…. El equipo ha ido reforzándose como grupo.
P. La final se jugó en la Fonteta ante más de 6.000 espectadores y en el Príncipe Felipe ante más de 10.000. Eso es un lujo para el baloncesto femenino.
R. Es una pasada. El Casademont Zaragoza es un ejemplo y ellas merecen ser referentes. Espero que la apuesta de estos dos clubes masculinos sirva de ejemplo y salgan más. Tengo claro que el producto es chulísimo.
P. En los momentos críticos que aparecen cada temporada, en el entorno siempre se le critica la falta de mano dura, pero al final del curso, los resultados dan la razón a su estilo.
R. La gente que opina no tiene la información de lo que pasa dentro, pero internamente tenemos mano dura como staff. No todas las charlas son amables ni todas las situaciones son agradables. Una cosa son los partidos y otra es nuestro día a día, y a veces tenemos que enfadarnos y estar jodidas y hablar mal. Tiene que ser así. Desde el respeto y el amor de unas por otras, que es imprescindible porque los nexos humanos son determinantes, pero a veces hay que discutir y nos lo decimos a puerta cerrada. Otra cosa es que no permitimos que las toque ni las critique nadie, pero para crecer hay que tener autoexigencia.
P. Pero nunca se le ha visto gritar a una jugadora.
R. Las formas son innegociables y tienen que ser siempre las más correctas posibles. Desde el entorno siempre se dicen cosas, pero en cada temporada hay uno o dos momentos malos que coinciden con lesiones o con la parte central de la temporada. En el club, internamente, tengo la suerte de trabajar con jefes sensatos que son realistas y ponen en valor nuestro trabajo. Todos los equipos se preparan y tienen medios. No somos el único. Lo normal no es ganar siempre y en el club lo saben y lo agradezco. Sabemos que el éxito no es lineal. Parece aritmética, una línea que siempre va hacia arriba, y eso es imposible. Los valores y la identidad, eso sí, debemos mantenerlos.
P. Pero la exigencia, quizá, sí sea lineal y cada año se le pide un poco más.
R. En la Euroliga queríamos mejorar y alcanzamos la Final Four por primera vez. Ojalá podamos repetirlo porque fue espectacular. A ver si volvemos a alcanzarlo. Repetir o mantener algún título nacional cada vez tiene más mérito porque hay más competencia.
P. Dejan la Fonteta y dan el salto al Roig Arena. Un recinto inmenso para un equipo femenino. ¿Vértigo o estímulo?
R. El Roig Arena es una pasada de regalo que los mecenas, Juan Roig y Hortensia Herrero, nos ofrecen. Crearon el club y demuestran creer con su inversión. Es una pasada para la ciudad. Nosotras intentaremos disfrutarlo.
P. Llevan ya tres años invictas en los playoffs. Es un dato asombroso.
R. Y eso que este formato de ida y vuelta te permite recuperar, pero el nivel competitivo y la mentalidad de llegar lo mejor posible físicamente y la planificación es importante a nivel de que sabes que una temporada tiene muchos retos. El nuevo formato de Euroliga exige estar bien siempre. La Copa es un paréntesis muy peligroso porque solo uno sale contento. Y luego, los playoffs. A eso hay que sumarle un porcentaje de victorias en finales altísimo. Todo esto habla bien de la mentalidad del grupo y de mi staff. En cada eliminatoria, mi equipo ha mejorado en el segundo partido. El trabajo de mis ayudantes, Roberto (Fernández), Marta (Sorlí) y Gloria (Estopá), me da mucha tranquilidad porque lo que depende de nosotros, lo tenemos preparado.
P. Awa Fam, la joya de la Alquería del Basket, ha estado cedida toda la temporada al Lointek Gernika. La pívot, de 18 años, ha acabado nominada al quinteto ideal de la Liga. ¿Cederla era la mejor opción? ¿No estaba ya preparada para jugar en el Valencia?
R. La situación de nuestras cedidas ha sido perfecta por su rendimiento y crecimiento personal. Sí, Awa Fam habría rendido a un nivel muy alto en Valencia, pero la decisión se tomó pensando en ella más que en el equipo. Era lo mejor para ella y para Elena Buenavida. Awa es un activo del club y espero que esté con nosotras muchos años y sea un ejemplo para las niñas de l’Alqueria. Se ha visto que es un acierto y ahora ellas dos han sido convocadas para la selección y otra de nuestras jóvenes, Noa Morro, va como invitada.
P. Ya lleva tres Ligas, a solo dos del Maestro Miki Vukovic, a quien usted tanto admiró.
R. No me lo creo. Cuando llegué al equipo hace ocho años yo solo quería ascender de Liga 2 a Liga 1. Todo lo demás ha sido un regalo. Pero Miki es otra historia. No me parece ni bien aparecer en la misma frase que Miki. Eso son palabras mayores.
P. La afición del Zaragoza acabó quejándose de las ayudas arbitrales que supuestamente recibe su equipo. Roberto Íñiguez, entrenador del Spar Girona, dijo en una rueda de prensa que el Valencia no necesita recibir tantas ayudas arbitrales. ¿Qué tiene que decir?
R. La afición del Zaragoza lo que quiere es lo mejor para su equipo. No lo tomo como nada más que algo anecdótico. Una parte del show y el espectáculo. Nuestro trabajo es respetar y ser respetadas.
P. Dejan la Fonteta, donde usted acumulará infinidad de recuerdos…
R. Recuerdo que ahí ya jugué algún partido con el júnior cuando yo todavía era cadete y flipaba. Entonces la cancha estaba arriba y debajo había una pista de atletismo. Y antes ya había ido como aficionado, cuando era jugador de la cantera, a ver a Brad Branson y compañía. Y mi debut con 14 o 15 años con Isma Cantó. Madre mía, ya han pasado más de 30 años de aquello…
P. Usted siempre repite el mismo discurso, que lo que quiere es estar en el club y que le daría igual dirigir al primer equipo que al cadete. ¿Sigue opinando lo mismo?
R. No es un discurso, es un sentimiento. Yo tengo un compromiso y una implicación con el Valencia Basket, al que le debo todo mi agradecimiento porque he recibido mucho desde que llegué en alevines. Por eso intento devolvérselo. Es de ley.
P. Pero usted sabe que su cargo no es eterno y que llegará un día en el que prescindirán de usted.
R. Bueno, mi prioridad ahora mismo es que esos caminos no se separen. Llegará un día en el que tendré que pagar facturas y vivir, y tendré que valorarlo. Pero eso llegará después de que el club piense que no estoy preparado para ayudar en el proyecto deportivo en la posición que consideren oportuna. Mi pretensión es no abandonarlo nunca.
P. Acaban de nombrarle responsable de la selección B. ¿Le haría ilusión ser algún día el seleccionador nacional?
R. No me lo he planteado. He disfrutado mucho de las selecciones de formación y en los tres Europeos que hemos jugado, hemos ganado tres medallas. Disfruto de esa convivencia y esa intensidad. El sénior B es diferente. Creo que debe estar al servicio del A. Pero no me planteo ser el seleccionador. Solo agradezco que la federación cuente conmigo. Primero fui a la selección como jugador desde cadete a sub-22, y ya me molaba mucho ir. Y ahora me encanta seguir como entrenador.
P. ¿Qué ha sido para usted tener a Alba Torrens en su plantilla y qué siente en la despedida?
R. Ha sido espectacular y un privilegio. Ver la humildad con la que llegó una jugadora de ese nivel y ese palmarés, y cómo nos ha ayudado a todas. He aprendido mucho de ella tanto a nivel deportivo como humano. Ha sido un ejemplo dentro y fuera de la pista. En lo personal es alguien que quiero tener en mi vida para siempre porque es una persona espectacular porque suma tanto y cuida tanto a su gente de alrededor que es un privilegio tenerla como amiga. Le deseo lo mejor y quiero darle las gracias, como todos en el club y en el pabellón.
Comentarios