El uso de la base naval de Guantánamo, en Cuba, para mantener a migrantes indocumentados ha supuesto un despilfarro para las arcas federales, según se desprende de un informe militar remitido al Congreso. Entre el 20 de enero y el 8 de abril la Administración Trump gastó 21 millones de dólares en vuelos a la base de Cuba, donde se estima que solo permanecen 32 migrantes detenidos. Aunque algunas fuentes elevan el número hasta 60, la ocupación está muy por debajo de los 30.000 que el presidente anunció que alojaría.

Los datos, que surgieron en respuesta a preguntas de la senadora demócrata Elizabeth Warren de Massachusetts, indican que el Comando de Transporte de Estados Unidos, dependiente del Departamento de Defensa, realizó un total de 46 vuelos en aeronaves militares “en apoyo a los vuelos de deportación de migrantes” a la bahía de Guantánamo, con un total de 802 horas y un costo promedio de 26.277 por hora de vuelo.

“Todos los estadounidenses deberían estar indignados por el despilfarro de recursos militares por parte de Donald Trump para financiar sus maniobras políticas que no nos brindan mayor seguridad”, declaró la senadora Warren. “Los militares estadounidenses no tenían intención de participar en este abuso de poder”.

En enero, el presidente Trump ordenó a su Administración utilizar la base naval estadounidense como centro de detención para migrantes. Allí, según afirmó, se retendría a los “peores delincuentes”, como parte de su enérgica ofensiva contra la inmigración. Desde entonces, se han publicado pocos detalles sobre los vuelos, incluyendo sus costos.

Guantanamo

Según los datos revelados, 31 vuelos sirvieron para transportar 715 pasajeros y 1.016,9 toneladas de suministros y equipo de mantenimiento para la Operación Guardia Sur. Además, se contrataron una decena de vuelos con compañías privadas para ayudar en las operaciones migratorias. En un par de meses, Atlas Air, Delta, Omni Air, United Airlines y Sun Country ganaron más de 1.600 millones de dólares por volar a la Bahía de Guantánamo para ayudar en las operaciones migratoria.

Durante décadas, el Centro de Operaciones Migratorias de la base naval se utilizó para albergar temporalmente a migrantes rescatados en el mar, que se juegan la vida en embarcaciones inseguras con origen en Cuba, Haití u otros países cercanos. Guantánamo, donde se encerró durante décadas a supuestos terroristas sin haberse sometido a un juicio, cobró fama por las inhumanas condiciones en que se mantenía a los presos.

Trump quiso devolver la actividad a la prisión, en desuso y en precarias condiciones de mantenimiento, con la Operación Guardia Sur, dirigida por el Departamento de Seguridad Nacional y que cuenta con la participación de funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), así como del Ejército.

Poco después de su regreso a la Casa Blanca, el presidente ordenó a las fuerzas armadas ampliarlo para albergar hasta 30.000 migrantes que serían deportados desde Estados Unidos. En cuestión de semanas, unos 1.000 soldados fueron enviados a Guantánamo para construir tiendas de campaña. Las tiendas no cumplían con los estándares del ICE, nunca se utilizaron y ahora están siendo desmanteladas.

Guantanamo

Desde febrero, alrededor de 500 personas identificadas por la Administración como migrantes indocumentados han sido trasladadas a la bahía de Guantánamo, y la mayoría han permanecido detenidas durante menos de dos semanas.

Según ha publicado The New York Times, hay aproximadamente 725 empleados en la base naval, en su mayoría militares y marines uniformados, de los cuales 100 eran agentes de seguridad de ICE. Esto representa más de 22 militares y agentes por cada migrante.

No es la primera vez que congresistas demócratas denuncian el despilfarro que supone mantener detenidos en la base naval de Cuba. El senador de Rhode Island, Jack Reed, lideró un viaje a Guantánamo con otros senadores, incluido el hispano Alex Padilla, de California, a finales de marzo. “Tras examinar las actividades de reubicación de migrantes en la Bahía de Guantánamo, nos indigna la magnitud y el despilfarro del uso indebido de nuestras Fuerzas Armadas por parte de la Administración Trump. Es evidente que la Bahía de Guantánamo es un lugar probablemente ilegal y, sin duda, ilógico para detener a inmigrantes. Su uso parece estar diseñado para socavar el debido proceso y evadir el escrutinio legal”, declaró tras la visita.

Lo que pasa dentro de Guantánamo siempre se ha mantenido secreto y Reed ya apuntó que no está claro quién es legalmente responsable de los migrantes retenidos allí. ICE mantiene la custodia, pero el centro de detención lo controla el Ejército.

El mes pasado, organizaciones de defensa de los migrantes interpusieron una demanda en nombre de dos nicaragüenses detenidos, denunciando que existe un clima de “miedo e intimidación extremos” que interfiere con los derechos constitucionales al debido proceso y a la asesoría legal. Los abogados pidieron a un juez federal en Washington que intervenga en nombre de todos los inmigrantes que sean enviados a Guantánamo.



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