La cruzada de Donald Trump contra el fentanilo que inunda Estados Unidos ha dejado este martes la primera acusación de terrorismo contra un narcotraficante mexicano. Adam Gordon, un fiscal federal de California, ha desvelado los cargos federales contra Pedro Inzunza Noriega y su hijo, Pedro Inzuzna Coronel, presuntos líderes de la organización de los Beltrán Leyva. Estos, de acuerdo al Gobierno de Estados Unidos, junto con otros cinco acusados, facilitaron el tráfico del potente opiáceo sintético al país y auxiliaron en el lavado de dinero de recursos del Cártel de Sinaloa.
Inzunza Noriega tiene 62 años y es conocido en el mundo criminal con los apodos de Sagitario, el 120 o El de la silla. Su hijo, Inzunza Coronel, tiene 33 años y es apodado Pichón o Pájaro. Ambos son de Los Mochis, Sinaloa. Enfrentan diversas acusaciones federales por blanqueo, tráfico de drogas y delincuencia organizada. Los cargos más graves, no obstante, son los de narcoterrorismo y de asistencia al terrorismo, que pueden acarrear penas mínimas de 20 años en prisión y multas por 20 millones de dólares si es que son declarados culpables en un juicio.
Pam Bondi, la fiscal general de Estados Unidos, ha señalado que la lucha contra el Cartel de Sinaloa requiere de estrategias legales “frescas” y “poderosas”. “Los días de embrutecer sin consecuencias a los estadounidenses han llegado a su fin”, aseguró Bondi, una funcionaria que ha hecho gala del discurso duro contra el crimen. La fiscal ha dicho que la Justicia buscará la cadena perpetua contra los cinco imputados por narcoterrorismo. Además de los Inzunza, el resto de acusados son los mexicanos David Alejandro Heredia Velázquez, Daniel Eduardo Bojórquez y Javier Alonso Vázquez Sánchez, el guatemalteco Óscar René González Menéndez y el costarricense Elías Alberto Quirós Benavides.
Trump llegó a la Casa Blanca en enero pasado con la promesa de luchar contra los cárteles del narcotráfico que facilitan la llegada a su país del fentanilo, una droga que es la principal causa de muerte entre las personas entre 18 y 44 años. La amenaza contra estos grupos criminales se cumplió el 20 de febrero, cuando el mandatario emitió un decreto que sumó a seis cárteles mexicanos y dos pandillas sudamericanas en el listado de organizaciones terroristas transnacionales. En la lista estaba el Cartel de Sinaloa, a quien Washington señala como el principal importador del opiáceo al territorio estadounidense.
El fiscal Gordon cree que esta acusación, dentro del operativo Take Back America (Recuperar Estados Unidos), refleja que el narcoterrorismo opera como un cáncer dentro del Estado. “Hace metástasis la violencia, la corrupción y el miedo. Si esto no se atiende, su crecimiento puede llevar a la muerte de la ley y la justicia”, ha señalado. El abogado llegó al cargo de fiscal federal en abril. Sin embargo, tiene una larga trayectoria litigando en San Diego contra narcotraficantes acusados de introducir fentanilo al país.
El fiscal Gordon está ahora al frente de la unidad que combatirá el narcoterrorismo, que fue creada el 11 de abril pasado. Este martes ha adelantado que este grupo se ha fijado como meta presentar acusaciones de cargos similares en contra de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, hijo de El Chapo Guzmán; Ismael Zambada Sicairos, hijo de Ismael El Mayo Zambada y José Gil Caro Quintero, sobrino de Rafel Caro Quintero. Todos estos pertenecen a una nueva generación de narcotraficantes sinaloenses directamente vinculada a la cúpula histórica de la organización.
Los Inzunza son viejos conocidos de las autoridades estadounidenses. El Gobierno de Joe Biden los tenía en la mira desde finales de 2023, cuando el Departamento del Tesoro designó a Inzunza Noriega y a su socio, Oscar Manuel Gastélum Iribe como líderes de los Beltrán Leyva y les congeló bienes y movimientos financieros en Estados Unidos. La decisión anunciada por Antony Blinken, el secretario de Estado de Biden, y por la tesorera Janet Yellen, involucraba a otras 15 personas de la organización criminal que lleva varios años operando en México a pesar de la muerte de los hermanos que dieron sus apellidos al grupo.
Washington acusa a Inzunza Noriega de auxiliar a Gastélum Iribe, el encargado de supervisar el funcionamiento de las rutas de narcotráfico desde Ecuador, Costa Rica, Honduras y Guatemala a los Estados mexicanos de Quintana Roo, Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Sinaloa. Sagitario, como se le apoda a Inzuza, verificaba los envíos por mar del producto. Por arriba de ellos estaba Isidro Meza Flores, conocido como El Chapo Isidro, uno de los criminales más buscados actualmente por el Gobierno de Estados Unidos y por quien se ofrece una recompensa de cinco millones de dólares.
El FBI asegura que Inzunza Noriega es el responsable de la coordinación de algunos de los envíos más grandes de fentanilo y cocaína a Estados Unidos. El padre y su hijo han enviado “decenas de miles de kilogramos” al país. En diciembre pasado, la Armada mexicana dio un golpe a esa organización al incautarse de 1,5 toneladas de pastillas del opiáceo en Sinaloa. El Gobierno mexicano lo calificó como el decomiso más grande de fentanilo de la historia. Los agentes estadounidenses afirman que la droga se encontraba en múltiples locaciones controladas por los Inzunza.
La droga que los operadores de los Beltrán Leyva enviaban al norte hacía el viaje en alijos estampados con sellos de Los increíbles, como la película animada de Pixar, pastillas con los colores del arcoíris y ladrillos marcados con las iniciales de Louis Vuitton. Algunos de los soldados que pertenecían a este grupo usaban gorras con los símbolos de sus jefes: un 120, un arco y una flecha o una nota musical, un guiño a Gastélum Iribe, conocido en el mundo criminal como El músico.
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