La derecha rumiaba desde hacía algún tiempo que faltaba un revulsivo. Que el PP no terminaba de despegar en las encuestas, pese a liderarlas, con un PSOE más resistente de lo esperado. Que al equipo de dirección popular le faltaba potencia de fuego y que no bastaba con erosionar a Pedro Sánchez, sino que era necesario generar ilusión y, para eso, hacía falta proyectar una alternativa. Alberto Núñez Feijóo era consciente de todo ese “runrún” interno, como dijo a primera hora del lunes Isabel Díaz Ayuso, que no da nunca puntada sin hilo. Apremiado por esas voces, el líder popular ha decidido reabrir el debate sobre el rumbo ideológico del PP con un congreso nacional que se celebrará el próximo 5 y 6 de julio en territorio de Ayuso. El cónclave no augura una discusión sobre el liderazgo, pero sí sobre el equipo y sobre cuestiones clave como la relación con Vox, el aborto o la eutanasia y el modelo de primarias, en las que el partido está profundamente dividido.
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