En los últimos años, Perú se ha convertido en uno de los países más visitados del mundo. Y no es para menos. La reserva nacional de Paracas, en la costa; la preciosa ciudad de Arequipa y su valle del Colca; el lago navegable más alto del mundo, el Titicaca; la cordillera de los Andes cruzando el país de norte a sur, con ciudades como Cuzco; o Iquitos, enclavada en el Amazonas peruano, son solo algunos de los paraísos que esperan en el que fuera el corazón del imperio inca. Pero, sin duda, la joya de la corona es Machu Picchu, uno de los sueños de cualquier viajero y también el mío desde niño. Así que la pregunta que nos planteamos mis amigos y yo fue: “¿Se puede llegar andando a tus sueños?”. Ahora sabemos que la respuesta es sí.
El Salkantay Trek es un trekking de cinco días que lleva, después de cerca de 80 kilómetros y un paso de montaña a más de 4.000 metros de altura, a la meta más codiciada por cualquier visitante de Perú: el Machu Picchu. Podríamos calificarlo como una ruta de dificultad media-alta. Si bien no presenta dificultades técnicas, las distancias de las etapas y la altura sobre el nivel del mar (siempre entre los 2.500 y los 4.000 metros) requieren de unas buenas condiciones físicas para emprenderlo.
El primer día
En el primer día de esta aventura el objetivo es llegar a Soraypampa, una pequeña aldea que constituye el punto de partida del Salkantay Trek. Para alcanzar la meta, iniciamos desde Cuzco. Allí, a primera hora de la mañana (6.30, en nuestro caso), podrás coger un colectivo que te lleve a Mollepata por unos 20 soles (4,80 euros, al cambio actual). Estos colectivos son furgonetas de 15 pasajeros que salen cada media hora, y la duración del trayecto ronda las dos horas. Una vez llegues a esta pequeña población, tendrás que comprar por 30 soles (7,20 euros) un boleto turístico.
Desde allí, muchos viajeros optan por iniciar la subida a pie y así cubrir andando los cerca de 13 kilómetros de ascenso hasta Soraypampa. Yo recomiendo subir en taxi. No te preocupes, ¡Vas a caminar mucho estos días!, y si escoges esta opción llegarás temprano a Soraypampa y tendrás tiempo para buscar alojamiento y, una vez lo tengas, subir hasta la laguna Humantay. Es una parada imprescindible. La hora y media de subida —¡prometí que caminarías!— parecerá poco cuando tengas la laguna a tus pies. Uno de los paisajes más bonitos que verás jamás.
El segundo día
Después de un buen desayuno en el Refugio de Nacho, el que fue nuestro alojamiento (cerca de la laguna también está el Soraypampa Hostel), nos pusimos las mochilas al hombro y dimos por comenzada la primera etapa que une Soraypampa con Colcapampa.
Esta fue, sin duda, la etapa más dura: un ascenso de 800 metros para llegar al paso Abra Salkantay, a los pies de la montaña del mismo nombre, a una altura de 4.630 metros. Siempre dejando el pico de la montaña Humantay a la izquierda y el pico Salkantay a la derecha, la subida se hace especialmente dura por la altura a la que se encuentra. La falta de oxígeno y el frío son parte del camino. Para afrontar el conocido mal de altura, la gente local recomienda masticar hojas de coca durante el ascenso. Una vez se alcanza la cima, solo queda bajar, y digo “solo” por animar, ya que después de un ascenso de casi 1.000 metros a esa altitud, una bajada de 14 kilómetros se hace muy larga.

Ya en Colcapampa, nos alojamos en casa de Lisbeth, en una pequeña cabaña donde descansamos como bebés después del día más duro del trekking.
El tercer día
Seguimos descendiendo. Con una bajada de 800 metros de altura en los casi 20 kilómetros que separan las localidades de Colcapampa y Lucmabamba. Siempre pegados al río Huara, esta es la etapa más cómoda. Transcurre entre estrechos caminos en la ladera que discurre en paralelo al río, puentes que lo cruzan en diferentes puntos, vastas praderas en las que poder descansar… siempre y cuando los mosquitos lo permitan.
Aprovechando que es la etapa más corta, es ideal tomárselo con calma y animarse a picotear algo en alguno de los negocios locales que se encuentran a la orilla del río, o incluso darse un bañito. A ritmo tranquilo, a mediodía estás en el destino, por lo que una buena recomendación es visitar las termas de Santa Teresa. El viaje en taxi local por los caminos que unen Lucmabamba y Santa Teresa es una aventura en sí misma. Una tarde diferente, un oasis de descanso perfecto para afrontar la penúltima etapa que lleva a Aguas Calientes, la base de la ansiada meta.
En Lucmabamba nuestro alojamiento fue la casa de Mery, y, sin duda, fue el mejor de los que estuvimos hasta entonces. Después de una cena espectacular, Mery y su marido nos contaron sobre el estilo de vida de la gente local y lo que había cambiado la economía allí desde que los viajeros empezaron a contemplar el Salkantay Trek como una vía diferente de llegar a Aguas Calientes.
El cuarto día
Esta jornada de trekking tiene tres partes claramente diferenciadas. Se inicia con una exigente subida de cinco kilómetros hasta llegar al yacimiento arqueológico de Llactapata. Un poco antes, hay un mirador desde el que, en un día claro, podrás ver el valle y Machu Picchu al fondo. En nuestro caso, una espesa niebla que nos acompañó desde el amanecer nos impidió disfrutar de esta vista.
La segunda parte, que va desde Llactapata hasta la Hidroeléctrica, es un descenso de casi 1.000 metros en algo más de cinco kilómetros. Esta es una zona muy húmeda, por lo que aquí agradecerás el uso de bastones para tener estabilidad. En Hidroeléctrica encontrarás puestos de comida y souvenirs para turistas. Muchos de ellos optan por llegar en tren hasta allí para recorrer el sendero de 12 kilómetros que transcurre en paralelo a las vías. Así es como la mayoría de visitantes llegan a Aguas Calientes.
Con la llegada a Aguas Calientes sentirás que estás de vuelta a la realidad. El conocido como “el pueblo del Machu Picchu” es parada obligatoria. Un lugar con todo tipo de comodidades, hoteles, restauración, tiendas, mercados. Si no has comprado con anterioridad la entrada de acceso a Machu Picchu, tienes la opción de comprarla en este municipio, ya que ponen entradas a la venta todas las tardes para el día siguiente. Aquí no hay ningún problema para encontrar alojamiento, ya que hay oferta para todos los gustos y bolsillos.
El quinto (y ansiado) día
Aquí tienes dos opciones: la primera es desplazarte hasta Machu Picchu en autobús. Desde Aguas Calientes salen todos los días infinidad de autobuses de ida y vuelta que, por 25 dólares (22 euros), cubren los apenas nueve kilómetros de ascenso hasta la puerta del santuario histórico del imperio inca. La segunda opción es llegar andando. Es la que nosotros escogimos, y que yo recomiendo.
Si has llegado andando hasta aquí, casi es una obligación moral llegar a pie hasta el final. Para ello, hay una caminata de casi una hora hasta el primer punto de acceso, cuya apertura es a las 5.00 de la mañana, para, posteriormente, afrontar los más de 1.300 escalones hasta la puerta de entrada de Machu Picchu. La apertura es a las 6.00 de la mañana, así que los más madrugadores tendrán la oportunidad de ser de los primeros en entrar en uno de los lugares más mágicos del mundo y la que se considera una de las siete maravillas del mundo moderno.
En tuboleto.cultura.pe puedes adquirir las entradas y escoger entre diversos circuitos que cambian con frecuencia. En mi experiencia, y si las fuerzas acompañan, es imprescindible la subida al Waynapichu, que te dará una visión incomparable de la llacta.
Algunas recomendaciones
- Lo ideal es llegar unos días antes a Cuzco, una ciudad a 3.400 metros de altitud. Es importante la aclimatación a la altura un par de días antes de empezar la ruta.
- Tener en cuenta las fechas. De octubre a febrero, debido a las lluvias, habrá pasos cerrados, por lo que los mejores meses son los de primavera y verano.
- Llevar ropa térmica y calzado cómodo. Hay que tener en cuenta que a esta altitud las noches son especialmente frías.
- Masticar hojas de coca para prevenir el mal de altura.
- Compra la entrada a Machu Picchu con tiempo. Esto supondrá organizar la ruta en función de la fecha del boleto.
- ¡Disfruta! Porque llegar al sueño de cualquier viajero, atravesando a pie valles, montañas, aldeas y ríos de la belleza que ofrece el Salkantay Trek, es una experiencia inolvidable.
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