El olor a cloro y el calor del vapor de agua penetran parte de las instalaciones del Club Natación Sant Andreu (CNSA). Sin embargo, hay una zona en la que se respira un aire menos cargado. Más fresco. Un trofeo permanece inmóvil en el interior de la entrada principal de la sede del club y da la bienvenida a los socios y trabajadores que se acercan a ella. Resguardado por una vitrina y cuatro cintas rectangulares, el galardón es objeto de miradas de los más curiosos. Nadie puede tocarlo. Pero no por ello se deja de obsequiar el logro más importante en la historia de la entidad: la primera Liga de Campeones LEN de waterpolo femenino.
“En el barrio, todos nos conocemos. La gente es muy cercana y tiene un sentimiento de pertenencia muy sincero con el equipo. Han hecho suyo este título”, afirma Javier Aznar, entrenador del conjunto santandreuenc: testigo de cómo sus jugadoras se proclamaron el pasado sábado campeonas en la élite europea, en El Pireo de Grecia, tras vencer al heptacampeón, el Astralpool Sabadell (8-9). “Que se te acerquen personas que ni conoces y te feliciten, te llena”, añade el técnico, sentado al sol de la terraza del bar del CNSA, mientras algunos seguidores se pasean por la zona y le saludan. Otros, desde la distancia, le gritan: “¡Somos las mejores del mundo!”

Esta realidad, tangible para el elenco catalán, llega después de que ningún título constase en su palmarés hace solamente una temporada. No obstante, desde mayo de 2024: dos Copas de la Reina, una Copa Catalunya, una Supercopa de España y una Champions League reflejan los éxitos de un club que “se ha ido remodelando en los últimos años”, según apunta Ángel Bernet, presidente del Club Natación Sant Andreu. La fórmula ha sido la apuesta por el talento joven en una plantilla en la que participan hasta cinco de las 13 waterpolistas que consiguieron el oro olímpico en los Juegos de París 2024: Martina Terré, Paula Crespí, Elena Ruiz, Paula Camus (fichada el pasado septiembre tras el éxito olímpico) y Nona Pérez.
Esta última, la atacante de 22 años elegida MVP de Final Four de la Liga de Campeones 2024-25, analiza: “La juventud es un extra. No estamos tan condicionadas por el pasado y casi todo es prácticamente nuevo para nosotras. Además, llegamos muy bien físicamente a los últimos minutos de los partidos”. Una opinión similar tiene Queralt Anton (17), —sus compañeras le llaman Queralt Yamal, equiparándola al futbolista del Barça Lamine Yamal por su edad y calidad— autora del gol de la victoria de su equipo contra el Sabadell. Lo hizo, a tres segundos de la conclusión de la final: “Nuestra máxima es dar siempre la mejor versión en el agua”, afirma.
El barrio de Sant Andreu de Palomar, uno de los diez distritos de la ciudad de Barcelona, vive un momento de éxtasis. Sus dos principales pilares deportivos están compitiendo a pleno rendimiento: en fútbol, la Unió Esportiva Sant Andreu pelea por ascender a Primera Federación frente al Rayo Majadahonda, su rival en las semifinales del playoff; y en waterpolo, el CN Sant Andreu, recién proclamado campeón de la Champions: “Muchas veces, cuando vamos a ver un partido suyo al estadio, hay aficionados que nos reconocen y vienen a animarnos”, dice Queralt Anton sobre las sinergias sociales entre ambas disciplinas.

“Con Manuel Camino, —presidente de la U.E. Sant Andreu— tengo muy buena relación. Alguna vez, me ha dicho: “Tienes la entidad más importante del barrio”. Es verdad, porque contamos con 8.000 socios y 4.000 abonados. En total 12.000 simpatizantes. A lo mejor a partir de ahora la cosa cambia, pero el equipo de fútbol es mucho más conocido”, explica entre risas el máximo mandatario del CN Sant Andreu, Àngel Bernet. Por su parte, el técnico Javier Aznar, vinculado a las piscinas del CNSA desde 2014, subraya que “no es cuestión de ver quién es mejor” y celebra que “nuestro deporte sea una referencia, y fomente la competición de alto nivel”.
En este proceso de consolidación, Cataluña se marca en el mapa como la capital del waterpolo nacional. En la División de Honor femenina, nueve de los 12 equipos del campeonato son catalanes. Solo tres no lo son: el CD Iruña 98-02, el SC Tenerife Echeyde y el Real Canoe N.C. Por lo que respecta al CN Sant Andreu, 11 de sus 13 jugadoras provienen de la comunidad autónoma catalana. “Muchos clubes como el Atlètic-Barceloneta gestionan equipamientos públicos. Esto en el resto del estado casi no pasa. Han de alquilar instalaciones y tienen muchas limitaciones”, analiza Aznar sobre los motivos que llevan al territorio a ser un modelo a seguir en el país.
Asimismo, el entrenador madrileño recalca que la “ordenada y correcta” formación de los jugadores es otro factor fundamental: “La creación de centros de alto rendimiento como el CAR de Sant Cugat o la residencia Joaquim Blume hacen de Barcelona un puntal. En relación a otros países, España tiene muy pocas licencias, a diferencia de Hungría o Serbia. No somos el deporte troncal. En Cataluña, un poco sí”, argumenta.
Desde esa pequeña rendija que deja la inmensidad global del deporte, desde ese pequeño espacio, el waterpolo femenino cada vez se agranda más. Al igual que el Club Natación Sant Andreu. La Liga de Campeones LEN, que reina en el interior de la entrada principal de su sede, lo certifica.
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