Poco después de las cinco de la tarde, el cielo se ennegreció en la montaña de Montjuïc, la gent blaugrana se arrancó con olés, Kylian Mbappé caía en un fuera de juego y los 11 jugadores del Madrid se retiraron al descanso como 11 fantasmas. Nadie habló con nadie. Metieron la cabeza abajo y completaron el desfile fúnebre hacia los vestuarios. Los cuatro goles y el vapuleo recibidos en 25 minutos por el Barcelona terminaron de desnudar al vigente campeón, al que no le alcanzó ni el triplete de Mbappé ni la carga final.

“En un partido de este nivel, hay que atacar y defender bien. Atacamos bien, pero en 30 minutos hicimos errores bastante evidentes que nos costaron goles. Se podía hacer mejor”, lamentó otra vez un Carlo Ancelotti que evitó cualquier referencia sobre su futuro contractual con el Madrid, pero que se aboca a días decisivos. “Cada uno puede hacer la valoración que quiera”, zanjó conciso el italiano cuando le preguntaron si el desplome del último mes podía oscurecer su legado en el club.

Después de ocho meses haciendo la goma, el Madrid ha saltado por los aires por fascículos: adiós a la Liga desde la derrota contra el Valencia (1-2) a principios de abril, anulado por el Arsenal en la Champions, castigado por el Barcelona en la final de Copa y rematado en el campeonato por los azulgrana en media de hora de furia y fútbol. Un conjunto inestable desde agosto y retratado en los choques directos ante los culés: cuatro clásicos, dos goleadas (0-4 y 2-5, esta con un jugador más casi media parte), 16 tantos en contra y siete a favor. No perdía cuatro seguidos desde los tiempos de Pep Guardiola y Leo Messi. Entonces fueron cinco y entre aquellas caídas se incluyeron el 2-6 y un 5-0.

“Tenemos que defender mejor. El partido de hoy es bastante evidente”, comentó Ancelotti a modo de resumen sobre los enfrentamientos con el cuadro de Hansi Flick. Una conclusión que se ha repetido de forma machacona y a la que esta vez añadió dos derivadas. La primera, autoexculpatoria de sus planteamientos: “Defendimos mal no porque estábamos en bloque bajo, defendimos mal y punto. En bloque bajo es más sencillo defender”, proclamó. Y la segunda, recordatoria de las precariedades en la plantilla por las abundantes lesiones y la ausencia de fichajes: “No hay que olvidar que faltaban cinco defensas, no hay que olvidarlo”, repitió Carletto, que siempre ha rechazado pedir contrataciones en público, pero que en este tramo final ha dejado algunos recados a la vista de cómo ha quedado de mermado el equipo. Ahora se encuentran en la enfermería Rüdiger, Mendy, Alaba, Carvajal y Militão.

A principios de la segunda parte, mientras la grada arremetía contra Raúl Asencio por una entrada fea (“vete a la cárcel”) y se acordaba de Vinicius (“balón de playa”), salieron a calentar Endrick, Vallejo, Jacobo Ramón, Yusi y Víctor Muñoz. Apareció este último, un canterano de 21 años que tuvo el 4-4 en el minuto 88 y la mandó fuera delante de Szczesny. Ni siquiera asomó por la banda para ejercitarse Rodrygo. “No se encontraba bien, a su nivel máximo”, puntualizó Ancelotti.

“El partido lo hemos peleado hasta el último segundo. No hay nada que reprochar en actitud y compromiso. Lo hemos competido hasta el último segundo”, aseguró Carletto, que recordó las dos oportunidades finales de Muñoz y Mbappé. “Ahora hay que terminar bien e intentar ganar los tres partidos [Mallorca, Sevilla y Real Sociedad]”, reclamó.

El castillo se le había derrumbado en la primera mitad. Los tres primeros intentos del Madrid de armar una jugada ofensiva acabaron (o empezaron) con tres pelotazos, incluyendo a Fede Valverde sacando en largo desde su portería. Y, aun así, los blancos pusieron el 0-2 antes del cuarto de hora. El problema para los blancos es que siguieron sin dar medio pase, incapaces de encadenar una secuencia acorde al nivel de la plantilla que se le supone, y el Barcelona fue clavando los últimos clavos de la tumba del Madrid en la Liga.

El de esa media hora antes del intermedio ilustró la quiebra absoluta del equipo de Carlo Ancelotti, partido por la mitad desde agosto y carcomido por una defensa lesionada, parcheada y superada. Ni siquiera los tres goles de Mbappé en cinco remates que lo situaron por delante de Lewandowski en la lucha por el pichichi, ni las dos asistencias de Vinicius, le valieron esta vez. “Kylian lo ha hecho bien. Tuvimos oportunidades bastante claras. Atacamos bien a la espalda, metimos tres y pudimos hacer más”, valoró Ancelotti antes de volver sobre el asunto de casi todos los días. “Se podía defender mejor”, insistió. En la previa, pidió a sus futbolistas que hurgaran en la defensa adelantada del Barça, y eso hicieron. Su drama ocurrió en el otro sentido. Además, Vinicius se marchó en el 88 dolorido del tobillo derecho, y una hora más tarde abandonó el estadio cojeando ligeramente.

En la jornada 20, el Madrid aventajaba en siete puntos al Barcelona. Quince fechas después, los blancos se entregaron en Montjuïc, a siete ya de los culés con nueve en juego, después de sufrir la 14ª derrota del curso, frente a las dos del año pasado. Sin el flotador de las matemáticas para seguir estirando la cuerda, el presente del Madrid pasa del césped a los despachos, con el futuro del banquillo pendiente. Y sin olvidar el juicio de la grada en los dos encuentros que restan en el Bernabéu, frente al Mallorca (este miércoles) y Real Sociedad.



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