A sus 71 años, Dick Verdult (Eindhoven, Países Bajos) ha logrado perforar algunos de los bordes que mantienen al arte contemporáneo como un tótem alejado, gregario e incomprensible para el grueso de la gente. Su obra siempre variada y nutrida de humor, soportes y temáticas, se ha decantado por los laberintos del lenguaje, su plasticidad y maniqueísmo, para revertirlo y contrarrestar algunos de los efectos de los discursos de poder y desigualdad alrededor del mundo.
Del compendio de actividades multimedia conocido como Lunatismo Abordable que levantó más de una ceja en la comunidad artística de Europa en los noventa, pasando por el Centro Periférico Internacional creado en España, a la invención de la cumbia lunática que ha resonado en toda América Latina por cerca de tres décadas, sin mencionar los sendos performances, obra gráfica, literatura publicada, películas e instalaciones, el arte de Verdult ha sido revisado ya en un par de retrospectivas museísticas de largo aliento. También en un documental (Dick Verdult: It Is True But Not Here de Luuk Bouwman, en 2017) y en múltiples entrevistas alrededor del mundo.
No obstante, a estas alturas del camino hay algo que Dick El Demasiado (mote con el que se le ubica en el ágora musical) hace poco o nada: mirar hacia atrás, rebobinar en su propio quehacer artístico, incluso ni siquiera escuchar sus propios discos. Y esto, dice, no es por una postura en particular hacia las cosas. Según él, en términos prácticos y llanos, el presente y el futuro siempre están ahí, llamándolo, absorbiéndolo.

Este año, los senderos de Dick Verdult lo han traído de vuelta a México, uno de los países de América Latina que más ha acogido su trabajo, especialmente a través de la música editada con el sello Nuevos Ricos (proyecto transdisciplinario de los artistas Carlos Amorales y Julián Lede, el nombre detrás del infame Silverio), hace ya casi dos décadas. Ahora, cuenta Verdult ya desde el caos de la capital mexicana, el objetivo es retratar la vida de un gladiador de los llamados exóticos, quien porta orgullosamente el mismo nombre de batalla que el holandés: El Demasiado.
Según Verdult, la historia es más o menos esta: “En el 2009 yo revisaba el Facebook para ver si había gente filmando un show de mí o algo así. Entonces veo de repente alguien que está en una posición así, como de pelea y decía El Demasiado arriba, ¡y tenía mi música, una locura! Yo estaba en Buenos Aires y pensé que era como una broma de artista o estudiante de academia de arte. Le escribí con un ‘qué lindo’ y la respuesta fue preciosa. Él es de un pueblo de Veracruz [Xico] y seguí mirando el Facebook como por 10 años. Era precioso ver cómo se desarrollaba, su evolución en el lado profesional y de identidad sexual también.
Cuando pasaron mi documental en la Cineteca Nacional de México, en 2018, me preguntaron a quién quería para conducir las preguntas y respuestas. Dije que él y nos conocimos un minuto antes de la proyección. Yo lo abracé, pero no hubo movimiento; él es de esas personas que son tan fuertes que se sienten rígidos. Yo tenía miedo por haberlo llevado a un tipo de mundo ‘art-house’, pero no. Estaba muy feliz, seguro de sí mismo, hablando de mí sin ningún problema”.
En 2009, El Demasiado aún no era luchador, pero el sello discográfico Nuevos Ricos estaba bajo el brazo de la multinacional EMI. El aún entonces aspirante a luchador fue a una tienda de discos para encontrarse con una promoción, en plena caída de los formatos físicos: un disco gratis en la compra de otro. Ese regalo contenía la música de Dick El Demasiado: letras en con doble y triple sentido, caos y oscuridad, pero sobre todo mucha distorsión popular.
“Al parecer le gustó mi música y el nombre le pareció increíble. Luego también fue a ver cosas en internet sobre mí que le parecieron bien. En cierto momento, el empleador de luchas le dice ‘bueno, para el próximo mes vas a tener que luchar y debes tener un nombre, ¿cómo te vas a llamar?’. Y se le había ocurrido que El Demasiado tiene la ventaja de que suena audaz, además como él es rudo… Luego en entrevistas anda explicando que viendo lo que yo hacía, él estando en el pueblo y todo eso, le quedó claro que se podía hacer diferente”.
El interés y una idea persistente por retratar el mundo del gladiador estuvo sobre la mesa hasta que hace poco, un apoyo estatal y la alineación de los tiempos y voluntades coincidieron para comenzar a grabar una historia que aborda no solo el fascinante mundo de la lucha libre independiente mexicana, sino que va más allá: a Xico y Japón, específicamente, geografías aparentemente disímiles en donde Verdult registrará un mundo lleno de llaves, caídas, payasos y dislocaciones discursivas.
Herramientas para mantenerse de pie
Detrás de la estridencia y el caos que parece imperar en su universo artístico, un páramo volátil en donde las trampas del sinsentido son espejos de mucha humanidad, o donde la basura es un búmeran para los discursos hegemónicos de Occidente, el trabajo de Dick El Demasiado es una especie de pertinente “error en la mátrix” que sirve para nadar a la contra. Algo así como lo que se expone en su documental, cuando alguien, al referirse al trabajo de Verdult, cita al experonista argentino John William Cooke: “Con resistir no alcanza, digamos. Hay que atacar también”.
“Yo también fui alguien fuera del mundo artístico, digamos. Mis primeros 20 años me mudé 20 veces, y los primeros 12 los pasé en Latinoamérica. Y tengo contacto con mucha gente, como plomeros o carpinteros. Me interesa ese diálogo y puedo generar algo de interés para ellos también (…). Eso me parece bonito y es también la base de la película. Hay muchas cosas en el filme que van a tener que salir y esa es una”, cuenta emocionado Dick, quien actualmente se encuentra en pleno proceso de filmación.
“Volveremos a filmar a Xico, en Veracruz [el pueblo de El Demasiado], que tiene una procesión de payasos, su fiesta patronal es con payasos. Entonces volveré una vez más para grabar eso. Luego nos iremos a Japón, a filmar una lucha verdadera mezclada con una simbólica con un luchador que se llama La Torre de Osaka.
Pese a no ser alguien que voltea hacia atrás, Dick Verdult ha notado que son las generaciones más jóvenes quienes se han interesado por lo que hace, ya que su trabajo supone en el arte una manera distinta de entrar en el proceso de hacer cosas y cómo vivirlas también. “Me voy dando cuenta de que eso es de gran utilidad y es momento de yo transmitir esa información”, reflexiona el artista, quien asegura que ese compartir al crear conlleva un alto grado de nobleza y dignidad humana “como herramientas para mantenerse de pie y con orgullo”, como es el caso de su actual proyecto, el cual tendría que ver la luz este mismo año.
Comentarios