El Moncayo oscuro, el olor a resina de sus pinos frescos, no inspira al pelotón, que lo transita al tran tran, ni, y espera a Buste, el último escollo entre Pradola y Borja, cuarta etapa de la Vuelta en el Aragón fronterizo con las Bardenas navarras caprichosas, y el viento. En la ascensión al tercero, acelera Liane Lippert, la alemana del Movistar. Fin de la calma. Pequeño torbellino que se hace huracán cuesta abajo. Solo el instinto de campeona guía a Anna van der Breggen, que ataca en el descenso, manos abajo, barbilla en la potencia, según la carretera atraviesa el Santuario de la Misericordia, y se lanza imparable hasta la meta en la ciudad del Ecce Homo. Detrás de ella, el pelotón culebrea, se rompe, se empalma, persigue, y no alcanza. Van der Breggen llega con 12s de ventaja, pero gracias a la bonificación de la meta volante, su compañera en el SD Worx y compatriota holandesa Femke Gerritse mantiene el maillot rojo de líder. Es la primera victoria de Van der Breggen, de 35 años, una de las más grandes corredoras de la historia, desde que regresó este invierno al pelotón del que se había retirado en 2021.

Cuando Van der Breggen, que lo ha ganado casi todo –dos Mundiales, siete Flechas, cuatro Giros, oro olímpico en Río 16, dos Liejas…– colgó la bici, en enero de 2022 saltó con éxito al volante de su equipo, en el que dirigió a la victoria en la pasada Vuelta a su sucesora en el corazón de los aficionados holandeses, Demi Vollering. En junio pasado, en pleno solsticio de verano, la neerlandesa sorprendió al mundo anunciando su regreso. “Llevaba años haciendo lo mismo y me sentía cansada. Intentar ser la mejor año tras año exige mucho. He ganado muchas carreras, pero también es muy exigente física y mentalmente”, explicó para justificar su regreso a lo lance Armstrong. “Después de un periodo de tres años en el que he visto el ciclismo desde otra perspectiva, siento que la motivación y las ganas de montar en bicicleta han vuelto por completo. Estaré menos centrada en ganar determinadas carreras o en tener objetivos claros. Después de este largo parón, siento que es un privilegio poder correr y ser ciclista. Disfrutaré más de volver a competir. Para mí ya no se trata tanto de tachar carreras o victorias, sino más bien de disfrutar del deporte y de la competición”.

Van der Breggen se retiró cuando aún no existían ni la Vuelta ni el Tour. Nadie duda de que una motivación oculta de su regreso podría ser apuntar en su historial ambas carreras. En la desierta Borja se clasificó segunda su compatriota Marianne Vos, de 37 años y un palmarés comparable. El mismo resultado podría haberse dado hace 10 años, cuando ambas eran intocables en su Rabobank. Solo faltaría en la fotofinish la melena de Annemiek van Vleuten, la tercera emperadora del ciclismo holandés, ya retirada a los 42 años.

En la etapa de jueves, la llegada a las Lagunas de Neila, quizás llegue el momento de Vollering, la tercera clasificada en Borja. Y cuando Van der Breggen, Niewiadoma y Vollering, que cambió de equipo y lidera el FDJ, se encuentren delante de todas en las cuestas burgalesas no habrá quien no recuerde el pasado Tour. Van der Breggen, directora, dejó sola a Vollering que había sufrido una avería; Niewiadoma, que resiste en el Alpe d’Huez. Las tres, peleando de nuevo, para jolgorio de la Vuelta femenina, y la afición.



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