Así es el tenis de hoy, en el que sin haber tenido tiempo para saborear ni procesar el triunfo de Casper Ruud en la Caja Mágica de Madrid, se salta directamente al Foro Itálico de Roma, sin apenas transición. Calienta motores el torneo italiano, donde todo está ya dispuesto para la acción y, sobre todo, comprobar en qué estado vuelve Jannik Sinner. El número uno, de 23 años y apartado de la competición desde hace exactamente tres meses, después de que hubiera llegado a un acuerdo con el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD) para la resolución de su caso de dopaje, reaparece en casa y como si nada hubiera pasado, en realidad. Es decir, Sinner ya está otra vez aquí.
“Lo más bonito será entrar de nuevo en un campo y ver dónde estoy, a qué nivel. No tengo miedo, estoy feliz de estar aquí. Fresco y preparado”, anticipa el tirolés, en cuyo organismo se detectó en marzo de 2023 un doble rastro de clostebol, un esteroide anabólico. Pese a que la Unidad de Integridad del Tenis (ITIA) le exoneró inicialmente, al considerar que no tuvo la voluntad de potenciar su rendimiento por medio de la sustancia prohibida, fue juzgado posteriormente por el TAD y el veredicto se redujo a tres meses de castigo. Por tanto, pudo competir en enero en Australia, donde triunfó, y ahora su objetivo no es otro que ir con todo a Roland Garros, que empieza el día 25.
“Sí, el objetivo es París”, confirma este lunes ante los periodistas. “Pero, de momento, estoy aquí para probarme, no para ganar a todos. Estoy tranquilo y bien tanto física como mentalmente”, prosigue el líder del circuito, que en las últimas fechas apenas ha visto tenis ni deporte —“no era capaz, no podía ir a un estadio de fútbol ni ver una etapa de ciclismo”— y que dice haberlo pasado mal el curso pasado, en el que, dicho sea de paso, poco menos que arrasó. “Aunque recibí mensajes que me sorprendieron de algunos jugadores, de otros no recibí nada, pero es normal”, continúa Sinner, que empezó a ejercitarse a partir del 13 de abril, cuando lo permitía la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).
Dice que siente un cosquilleo dentro del cuerpo y que ahora le tocará lidiar con “las dudas y la presión”, pero confía en ganar el rodaje suficiente como para llegar a tono a Roland Garros, donde hace un año cedió en las semifinales frente a Carlos Alcaraz. El murciano ganó a principios de abril en Montecarlo, pero no ha terminado de sacarle partido a la ausencia del italiano, quien todavía domina con holgura el ranking mundial. Con un generoso margen sobre el alemán Alexander Zverev (a 1.645 puntos) y el español (a 1.880), Sinner comenta que nada ha cambiado demasiado respecto al año pasado, aunque matiza: “Ahora me siento más libre. Estoy muy contento de cómo hemos gestionado todo”.
Nuevas amenazas
Ahora, remarca, está rodeado de “las personas correctas” y ha aprendido a discernir entre lo que es verdaderamente importante y lo que no. “Durante la sanción me sucedieron cosas extradeportivas que no fueron fáciles y de las que no quiero hablar”, expone, al tiempo que incide, como ya lo había hecho hace unos días en una entrevista concedida a la RAI, que aceptó los tres meses como mal menor: “Al principio, no quería llegar a un acuerdo, pero era jugárselo al todo o nada. No fue fácil de aceptarlo, porque sé lo que pasó [alegó una contaminación en un masaje], pero a veces tienes que aceptar lo mejor en el peor momento posible. Y estoy muy feliz de que haya terminado”.

Antes de que entrase en vigor la sanción, a Sinner le dio tiempo de conquistar su tercer grande, en Melbourne, y de volver a dejar claro que en los últimos tiempos es el jugador más fuerte y regular. Ya acumula 19 títulos y desde que trascendiera su positivo, en agosto del año pasado, ha logrado capturar cinco, todos ellos de relevancia: el US Open, el Masters de Shanghái, la Copa de Maestros, su segunda Copa Davis y el Open de Australia. Debutará en Roma el jueves o el viernes, ante el ganador del duelo entre el argentino Mariano Navone y el italiano Federico Cinà; y, según deparó el sorteo efectuado este lunes, no se toparía con Alcaraz hasta una hipotética final.
“Solo soy un chico de 23 años que juega al tenis. Pero para mí no cambia nada, acepto las cosas como vienen. Simplemente, me gusta jugar al tenis y el éxito no me puede cambiar. Siempre recuerdo que vengo de un pueblo de 2.000 personas”, concede el transalpino, que prescindió de ver la gira norteamericana de marzo y que empezó a seguir la competición hace dos semanas, a partir de Madrid. “Para ver a algunos jugadores que me interesaban”, precisa. “La nueva generación llega cada vez más fuerte”, puntualiza. Y así es. En su ausencia, han asomado por ahí los Draper, Mensik o Fils, entre otros. Nuevas amenazas. En cualquier caso, Sinner piensa hoy en Sinner.
ALCARAZ, DE CUMPLEAÑOS EN MURCIA
A. C. | Madrid
Mientras Sinner vuelve a asomar la cabeza, Carlos Alcaraz también prepara su desembarco en Roma. El murciano volará este martes a la capital italiana y se estrenará contra el japonés Yoshihito Nishioka o el alemán Jan-Lennard Struff.
Por su parte del cuadro transitará Zverev y también el inglés Jack Draper. Con el primero se encontraría en las semifinales y con el segundo en la escala previa. Cabe recordar que hace un año optó por no competir en el Foro Itálico por una dolencia en el antebrazo.
Antes de viajar a Italia, el de El Palmar festejó este lunes su 22º cumpleaños. Se entrenó por la mañana y posteriormente se reunió con los suyos para soplar las velas. Alcaraz contabiliza los mismos trofeos (18) que Pete Sampras a esa misma edad, uno menos que Ivan Lendl.
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