“Soy la única persona que resiste el archivo”, aseguraba Javier Milei antes de asumir como presidente de Argentina. Aún concediendo el beneficio de la duda para el período previo, cuando se hizo conocido como efervescente panelista de programas de TV, cumplidos 500 días de su arribo a la Casa Rosada la afirmación del mandatario ultra contrasta con las repetidas contradicciones de sus dichos y sus actos. De las diatribas y el escarnio más encendidos, dirigidos a personas o instituciones, Milei ha pasado en muchos casos al elogio desmedido de sus antes víctimas. La mayoría de las veces, sin una explicación, una retractación o un pedido de disculpas por sus drásticos virajes, amparado en su presunta honestidad o su desbocada espontaneidad. A continuación, algunas de las contradicciones más notorias en que ha incurrido el presidente ultra:

Un “imbécil” que pasó a ser “el argentino más importante de la historia”

La reciente muerte del Papa Francisco dejó en evidencia la incoherencia entre lo que Milei decía antes sobre Jorge Bergoglio y lo que pasó a decir en los últimos tiempos, en especial tras su deceso. “El Papa es el representante del maligno en la tierra”, afirmaba Milei en 2020 y acusaba al pontífice de “impulsar el comunismo” y de ser “el imbécil ese que está en Roma y defiende la justicia social”. Tres años después, en plena campaña por acceder a la Presidencia, reiteraba calificaciones similares: “El Papa está del lado de dictaduras sangrientas […] Tiene afinidad por los comunistas asesinos”, decía en una entrevista. Ya electo presidente, Milei suavizó sus expresiones y, tras el fallecimiento de Bergoglio, completó el giro. “Francisco fue el argentino más importante de la historia”, declaró, “estamos hablando de una persona de una envergadura enorme”. También aseguró que, en uno de los dos encuentros que mantuvo con el pontífice en Italia, le pidió perdón por sus agravios previos y que Francisco lo disculpó por sus “errores de juventud”. El Milei que atacaba al Papa era apenas un año y unos meses más joven que el que pasó a endiosarlo.

Tomar deuda es robar, pero se festeja tomar deuda

Las invectivas de Milei contra el endeudamiento del Estado fueron una constante en su discurso… hasta hace unos días. “La deuda pública es inmoral. Implica que la fiesta de gasto público sea financiado por generaciones que no solo no han votado, sino que no han nacido. Así, la generación actual se roba los ingresos de generaciones futuras”, escribió en sus redes sociales en 2019. Casi idénticas palabras repitió como diputado en 2022 y también el año pasado, ya como presidente. “El endeudamiento”, dijo en junio último, en Madrid, es aquello a lo que recurre “el político más desalmado, más populista y más mentiroso”. Esas convicciones no le impidieron celebrar hace menos de un mes acuerdos para que el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros, le presten a Argentina 32.000 millones de dólares. Lo justificó diciendo que esta vez es diferente porque el ajuste fiscal fue realizado antes de tomar deuda y, con los fondos frescos en la caja, anunció el final (parcial) de las restricciones cambiarias, el llamado cepo al dólar.

La “institución perversa” que rescató al Gobierno

“El FMI ni siquiera debería existir, porque es una institución perversa”, planteaba el diputado Milei en 2022. “Cuando un país, después de hacer un montón de zafarranchos y de que ya nadie lo financie, está a punto de explotar, ¿qué hace [el FMI]? Pone la guita y le permite tirar el ajuste para adelante”, agregaba. Sin dar explicaciones sobre su cambio de opinión respecto del multilateral, en un contexto de inestabilidad económica y fuga de reservas, el presidente ultra anunció el 1 de marzo la inminencia de “un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para poder terminar de sanear el balance del Banco Central». Y el 11 de abril confirmó “un programa inédito” para “respaldar” a su plan económico. Gracias al apoyo político del Gobierno de Donald Trump a su incondicional aliado sudamericano, el FMI le concedió un rescate de 20.000 millones de dólares al país, que aún le debe más de 40.000 millones y es su mayor deudor.

De “asesina tirabombas” a adalid de la mano dura

Una de las incongruencias más llamativas de Milei tuvo como protagonista a Patricia Bullrich, su actual ministra de Seguridad. Cuando era su rival en las elecciones de 2023, el presidente la definió como “montonera asesina”, “tirabombas” e integrante de “la casta”. Así dijo durante el debate de candidatos a presidente y, para que no quedaran dudas, en una entrevista posterior abundó: “Bullrich ha puesto bombas en jardines de infantes, era parte de una organización terrorista”. Pocos días después se iniciaba un acercamiento entre ambos y la dirigente del PRO hacía público su apoyo al “libertario” para la segunda vuelta electoral. Una vez al mando del Ejecutivo, Milei designaba a Bullrich en su gabinete y ella pronto se convertía en abanderada de la política de “mano dura” frente a la delincuencia y la protesta social. Desde entonces, Milei no ahorra elogios para la exmilitante peronista. “Gracias ministra Bullrich por devolvernos el orden, la seguridad y la paz a los argentinos de bien”, dijo en la apertura de sesiones parlamentarias, el pasado 1 de marzo.

Javier Milei y Patricia Bullrich

El responsable de “un desastre” o “el mejor ministro”

Un caso parecido, quizá menos estridente, es el del actual ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo. Milei fue un intransigente crítico de la gestión de Caputo como ministro de Finanzas y como presidente del Banco Central durante el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019). “Acá hubo un desastre monetario”, afirmaba Milei en octubre de 2019, “vino Caputo […] se fumó 15.000 millones de dólares de reservas irresponsablemente, ineficientemente […] Uno de los grandes desastres que se hicieron en el Banco Central lo hizo Caputo en dos o tres meses”. Para sorpresa de quienes recordaban esas palabras, el presidente ultra nombró a Caputo en su gabinete y pronto trocó el escarnio por la alabanza sin matices: “Es el mejor ministro de Economía de la historia argentina”, repite desde el año pasado, entusiasmado por la baja de la inflación. “Nadie le va a tocar el culo a Caputo”, ha precisado.

Hacer o no hacer negocios con comunistas

“No solo no voy a hacer negocios con China, no voy a hacer negocios con ningún comunista”, prometía Milei en septiembre de 2023, tres meses antes de sentarse en la Casa Rosada. “Soy un defensor de la libertad, de la paz y la democracia. Los comunistas no entran ahí, los chinos no entran ahí […] Desde el Estado no vamos a promover ningún tipo de acción con comunistas o socialistas”, sentenciaba. Un año después se declaraba en desacuerdo con sus propias palabras. “China es un socio comercial muy interesante, no exigen nada, solo que no los molesten”, aseguraba cuando estaba en busca de inversiones para reactivar una economía en recesión y de la renovación de un intercambio de monedas (swap) con China para sostener las magras reservas del Banco Central. Es más, entonces anunciaba un viaje al gigante asiático que aún no se concretó.

El cambio de postura con Ucrania

El alineamiento acrítico de Milei con Trump arrastró al Gobierno argentino a un brusco cambio de postura sobre la guerra entre Rusia y Ucrania. “Desde un primer momento condené enfáticamente la invasión rusa a Ucrania, me parece absolutamente repudiable”, afirmaba Milei en 2022. Como presidente mantuvo ese discurso, así como un contacto cercano y buena sintonía con su par ucranio, Volodimir Zelenski, quien incluso participó de la ceremonia de asunción del argentino. Pero en febrero pasado, pocas semanas después de abrazarse Milei con Zelenski en Suiza, el Gobierno ultra rompió esa postura y se abstuvo de apoyar una resolución de las Naciones Unidas que le exigía a Rusia retirar a sus fuerzas militares de Ucrania.



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