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Para la etnia indígena guaraní, el cedro rosa (cedrela fissilis) dio origen a todos los árboles tras un cataclismo que destruyó el mundo: la vegetación renació a partir de una semilla salvada por un pájaro. En las áreas rurales de Brasil se cuenta que al aguacate (persea americana) no le gusta ser plantado sin otros aguacates próximos: solo, el árbol se pone triste y no produce frutas. En realidad, el aguacate produce flores masculinas y femeninas que florecen en períodos diferentes del día. Su polinización depende de la cercanía de al menos otro aguacate.

La historia de las semillas del cedro rosa y del aguacate están incluidas en el proyecto brasileño Seeds & Tales (semillas e historias), un inventario sui generis de semillas tradicionales. Combinando fotografías artísticas e historias asociadas a cada semilla, Seeds & Tales pretende incentivar “la soberanía alimentaria, la conservación genética de especies amenazadas y la recuperación de biomas”. El proyecto incluye la impresión de fotografías a gran tamaño, la edición de un libro bilingüe (Plataforma9, 2024), exposiciones (como la realizada en la galería G6 de Barcelona) y la colaboración con proyectos de plantío, entre ellos, una huerta en la favela Rocinha de Río de Janeiro. “Todas las semillas que recopilamos y fotografiamos fueron plantadas. El proyecto no tiene que ver apenas con el patrimonio genético, sino con la soberanía alimentaria”, asegura Matheus Pockstaller, de 33 años, uno de los ideólogos del proyecto, a América Futura.

Seeds & Tales nació de una carambola. Viajando en coche por Brasil, Matheus Pokstalles y su pareja Carolina Casimiro fueron acumulando semillas tradicionales. Cada parada brindaba un descubrimiento, una conversación, un intercambio. “Hicimos un viaje de 8.000 kilómetros. El coche iba llenándose de semillas. Al parar a descansar, hablábamos con mucha gente y surgía espontáneamente el intercambio”, afirma Carolina Casimiro, creadora audiovisual de 34 años y fundadora de la productora Trovão Tropical. Para registrar la biodiversidad que les estaba maravillando, la pareja decidió fundar Seeds collective. El proyecto no tardaría en ganar una capa fotográfica y una esfera narrativa.
Cada semilla, un planeta
Cuando el colectivo estudiaba usar tecnología NFT, que otorga identidad digital intransferible a cualquier ítem, y visualizar en 3D cada semilla, el fotógrafo italo-brasileño Riccardo Riccio irrumpió en el proyecto. “Les propuse fotografiar cada semilla como si fuera una figura coleccionable de un álbum. No teníamos claro qué hacer, sólo que queríamos fotografiar semillas nativas”, afirma Riccio a este medio. El fotógrafo, radicado en Barcelona, empezó a retratar las semillas usando el “apilamiento de foco”. La técnica consiste en fotografiar un objeto desde varias distancias para fusionar después las imágenes. “Tiro la foto enfocando en apenas el 5% de su superficie. Después, hago otra foto enfocando otra parte. A veces, son 100 fotografías. Luego, las superpongo. El resultado es una semilla muy enfocada. Visual y artísticamente, cada semilla es un planeta sobre un fondo negro”, explica Riccio.

El puntapié estético inyectó entusiasmo al proyecto. Matheus, Riccardo y Carolina continuaron recopilando semillas en sus viajes. Entablaron amistad con guardianes de semillas con miles de ejemplares. Visitaron una aldea de la etnia Yawanawá en Acre, en la Amazonia brasileña, donde conocieron los rituales vinculados a la semilla del uni, parte de la ayahuasca. Poco a poco, comprendieron que preservar la biodiversidad iba más allá de la mera conservación de especies. Las semillas cargan el comienzo de la vida y la historia del mundo. Contienen el legado y la ancestralidad de los pueblos. “Las semillas no solo almacenan nutrientes, sino trazos culturales y usos culinarios de las comunidades”, asegura en videoconferencia Thiago Luiz Santos da Silva, de 29 años, uno de los guardianes de semillas que colabora con Seeds & Tales.
El poder de la narrativa
En una visita de Matheus y Riccardo al asentamiento Mário Lago del Movimiento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST), en el interior del estado de São Paulo, el proyecto ganó su capa narrativa. Mariano, uno de los agricultores, les mostró semillas de sésamo (Sesamum indicum). A primera vista, aquellas semillas uniformes no encajaban en el proyecto. Sin embargo, las palabras de Mariano fueron tejiendo una historia emocional sobre las semillas. “Hablaba de las semillas con una reverencia impresionante. Describía etapas del ciclo de crecimiento, sus preferencias climáticas, trazos da su personalidad, como si hablase de un familiar. No estábamos oyendo sobre una simple variante del sesamum indicum, sino la del sésamo de Mariano. Percibimos el propósito del proyecto: tan importante cuanto capturar la belleza de las semillas y registrar su historia era honrar la importancia de esas especies en la vida de las personas que las cultivaron», escribe Zurí Rosalino, miembro del proyecto Seeds & Tales en el artículo ¿Cuántas historias caben en una semilla?

La escritora de no ficción Mirna Wabi Sabi, fundadora de la editorial de libros bilingues Plataforma9, se incorporó al proyecto para contar la historia de las semillas fotografiadas. Mirna empezó a asomarse al banco de datos, una planilla con los nombres científicos de cada semilla y los lugares de su colecta. “Hice una revisión, investigué y empecé a escribir con arte en la cabeza. Cuando vi las fotos y los textos, conseguí imaginar el libro bilingüe, que no es exactamente una enciclopedia de semillas”, asegura Mirna. Los criterios para incorporar una semilla al libro comenzaron a exceder la biología. “Existe un legado de los recolectores de las semillas, que es relato oral, folclore. Existe un legado de la biología y un legado cultural. Decidimos unir ciencia y arte”, matiza la escritora.
El libro Seeds & Tales, que incluye 100 de las 358 semillas catalogadas por el colectivo, recoge, entre muchas otras, la historia del café (que los árabes del Yemen tostaban para que nadie pudiera cultivar en otro lugar), del capim-nagô (llevada por los esclavos africanos a Brasil, con poderosas propiedades curativas), o del pente-de-macaco (peine-de-mono, que la criatura mitológica mexicana La Xtabay usa para peinarse). Mirna Wabi Sabi confía totalmente en el poder de la narrativa: “No necesitamos más dinero ni más tecnología para salvar el mundo. Solo cambiar nuestra perspectiva. Las fotografías y la narrativa tienen impacto. La obra de arte provoca que concentremos la mirada. El libro te dice: presta atención. Sin pantallas, sin distracciones de consumo. Mira las semillas, concéntrate”.
Raíz indígena
El libro contiene un capítulo llamado “nombre indígena” para realzar la unión ancestral de los pueblos originarios con determinadas semillas. El Yvyrá Pytã, que en guaraní significa “madera roja”, es considerada en Paraguay un “símbolo de la resiliencia de la selva”. Mirna denuncia el “fuerte legado colonial” de la biología. “En la botánica, se atribuye la primera descripción de varias especies a europeos. El Platypodium elegans, por ejemplo, nativo do Brasil, está asociado a un botánico alemán del siglo XIX llamado Vogel. Sin embargo, el pueblo Xavante ya se refería a esa planta como wede itsaipro o “árbol con espuma”, escribió Mirna en un artículo.

Las historias de Seeds & Tales revelan cómo los pueblos originarios poseen tecnologías para crear consorcios equilibrados de plantas que coexisten. La “tierra indígena negra” es fruto de prácticas agrícolas ancestrales que transformaron suelos pobres en ambientes fértiles. La banana, la yuca, algunos castaños o el cacao son cultivados juntos, imitando la resiliencia de las florestas. Un caso similar es el cultivo conjunto de las “Las tres hermanas” o la milpa, el maíz, el frijol y la calabaza, retratadas en el libro: “El maíz proporciona estructura para que el frijol eche ramas y encuentre luz. El frijol garantiza mayor fertilidad del suelo. La calabaza protege la tierra del sol con sus hojas, impidiendo la pérdida de humedad”. Matheus Pockstaller sostiene que el proyecto Seeds & Tales es un grito poético contra la monocultura asociada a los transgénicos: “La monocultura satura el suelo con los mismos nutrientes y lo deja cada vez más pobre. El capitalismo salvaje está aumentando los latifundios y haciendo perder la identidad a muchos pueblos. La pérdida genética de especies es parte del paquete de genocidio”.

El libro Seeds & Tales es, en palabras de Carolina Casimiro, el “primer bebecito de un proyecto multimedia”. El colectivo planea crear ambientes expositivos interactivos y formatos audiovisuales. Mientras tanto, una sámara, una de las dos semillas no identificadas del libro, interpela al lector desplegando poética narrativa: “se dispersa con el viento e incorpora un simbolismo espiritual ampliamente utilizado en técnicas de meditación”.
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