Chihuahua, 17 de mayo de 2014. La ciudad norteña vive un repunte de violencia. Falta una media hora para que Los Tigres del Norte actúen en el palenque local y un hombre entra al camerino para pedirles que no canten temas que tengan letras violentas. El líder de la banda, Jorge Hernández, saca el listado de canciones.

—¿Cuáles son las que nos prohíbe?

—No, no te estamos prohibiendo, estamos pidiendo que si nos ayudas a no cantar estas canciones—, le dice un hombre, sin aclarar que autoridad es.

Los Tigres del Norte, un grupo que presume de un repertorio de por entonces casi 50 años de carrera, da ese concierto sin tocar El jefe de jefes o La granja. “Es la primera vez en la historia de nosotros aquí en Chihuahua que nos prohíben cantar nuestros corridos. Las autoridades nos dijeron ahí afuera: ‘Si cantan un corrido, los vamos a sacar de ahí”, dice el cantante ante su público. Pide perdón. El público aplaude.

Jorge Hernández, durante un concierto en el auditorio nacional de Ciudad de México.

Esa polémica ha regresado de nuevo a las tarimas. Lo vivió Luis R. Conriquez hace un mes, en el palenque de Texcoco, donde se formó una batalla campal tras su negativa a cantar sus corridos bélicos por las posibles sanciones. Y el género está en la mira de las autoridades desde que, días antes, Los Alegres del Barranco proyectaran imágenes del Mencho, líder del Cartel Jalisco Nueva Generación, durante un concierto cerca del rancho en el que el grupo criminal supuestamente torturaba.

Hernández (Mocorito, Sinaloa, 71 años) analiza ahora con EL PAÍS esas situaciones que han llevado al género a su enésima polémica y cuenta su perspectiva del migrante mexicano en Estados Unidos, la historia que mil y una veces han cantado en sus corridos y que en un mes lo llevará de gira por España.

Pregunta. ¿Por qué cree han tenido tanto éxito sus corridos?

Respuesta. Las historias que nosotros cantamos tienen que ver mucho con la comunidad, con lo que que vive nuestra gente. Y son muy reales.

P. ¿Qué les parecen los nuevos artistas del corrido?

R. Están en el gusto de una nueva generación que los apoya. Es una gran parte del árbol que ya está ahí por mucho tiempo, una ramificación de lo que es el corrido de unos servidores, por ejemplo. Estas nuevas generaciones cantan las historias muy soñadas, a veces no parecen verídicas, pero bueno, al público le gusta y eso es maravilloso para que siga trascendiendo.

Los Tigres del Norte en el auditorio nacional.

P. En las últimas semanas han surgido imágenes que han devuelto al género a la polémica. ¿Cómo analizan lo sucedido?

R. Al poner imágenes en un lugar público [las del Mencho en el Auditorio de Guadalajara], le llamó mucho la atención a nuestro gobierno [el mexicano]. A veces pensamos que estamos viendo lo que hacemos y no lo hacemos bien. Creo que el público no lo tomó de una buena forma y las autoridades tampoco. A veces no debemos cantar historias y poner imágenes de personajes.

P. ¿Por qué creen que ha estallado la polémica a este nivel?

R. El nuevo Gobierno de Estados Unidos [de Donald Trump] está más enérgico, y quiere, de alguna manera, pedirle al de México que sea más enérgico con lo que sucede. Nunca había sucedido así. Creo que eso es lo que está apremiando a que la música, en cierta forma, tome otra forma de cómo comunicarnos con el público. Hay que estar muy alerta en lo que vas a hacer el futuro, en tus grabaciones.

P. ¿Ve al corrido en crisis?

R. Definitivamente. Se puede decir que casi ya de todo se ha cantado. Y suceden cosas todos los días de las que podrías hacer una película, pero con las nuevas prohibiciones [en algunos municipios y Estados] pues va a ser un poco difícil. Buscaremos la forma de comunicarnos, donde no tengamos que llegar a tener una experiencia con las autoridades.

P. Ustedes también le han cantado a otros temas.

R. Nuestro grupo tiene una forma de comunicación mucho más amplia, por lo que hemos hecho a través de los años. Tenemos canciones desde que empezamos a cantar de migración en los años 70. Si seguimos buscando canciones de migración podríamos hacer un montón de historias. Y hay una área política, hacemos poemas,… Tenemos una diversidad bastante amplia donde podemos expresarnos. Creo que le vamos a tener que cambiar la palabra corrido. Vamos a tener que decir historias, para no meternos en problemas.

P. La idea del Gobierno Federal pasa por tratar de implementar otras temáticas alejadas de la apología.

R.Va a estar difícil lograr la solución en poco tiempo, pero bueno, hay que intentarlo. Nosotros tenemos canciones que, si pidieran que no cantáramos corridos, podemos salir con todo sin cantarlos. Pero creo que no sería la solución. A veces los análisis de las películas, el cine, que es visual, son más reales. ¿Cómo una canción puede ser más fuerte que una película? Me pregunto si para ellos hay prohibición o nada más para las canciones. Supuestamente nuestra presidenta dice que no está prohibido, pero los presidentes municipales de cada área prohíben o te piden que no cantes ese tipo de canciones.

P. ¿Prohibirlos puede ser una solución?

R. La población que va a un concierto es mínima. El problema son los hechos, lo que sucede en la vida real. La gente aplaude y se divierte con las historias de corridos; y las nuevas generaciones quieren escuchar ese tipo de historias. Tratamos de no involucrarnos mucho. Hacer lo que tenemos que hacer y llevar una carrera lo más simple, ser originarios, seguir esa consistencia. Para nosotros [este nuevo panorama] es una forma de ver cómo podemos avanzar y aprender.

P. A ustedes también les advirtieron para no cantar algunas de sus canciones en 2014, en Chihuahua. ¿Ven un paralelismo?

R. Es algo que no esperas. El público fue a escuchar ciertas canciones y no las escuchó. En Chihuahua, las autoridades llegaron para pedirnos que no podíamos cantar ciertas canciones, yo le di mi lista de canciones y le pedí que me dijera cuáles eran las canciones que prohibía. Y me dijeron: “No, no te estamos prohibiendo, estamos pidiendo que si nos ayudas a no cantar estas canciones, porque hemos tenido un poco de violencia en nuestro municipio y estamos tratando de que no se haga más grande la situación”. Nosotros dijimos: “Ah, ta’ bien”. Como tenemos tanto repertorio, hicimos el trabajo y no pasó lo que acaba de pasar [en Texcoco]. En el otro caso de otros artistas no me meto.

P. Cuando dijo que no cantarían sus corridos, les aplaudieron. En Texcoco acabó mal.

R. También es como se comporta el artista como su gente. Tratamos de seguir las normas que nos dictan. Tenemos un repertorio amplio, para que cada canción que vayas cantando el público esté contigo. Difícil sería no tener canciones.

P. En aquella actuación dijo que las autoridades confundían sus corridos (El mexicano, El de Los Tigres del Norte) con los narcocorridos. ¿Qué lo diferencian?

R. En los inicios, el corrido mexicano se inicia como una prensa, para dar una información de lo que está pasando. Aparecía aquel personaje que decía “está pasando esto aquí”. Nosotros hemos cantado ese corrido, con una letra que no ofenda a nadie, que diga la verdad. Como un periodista, que narra, escribe y pone las cosas que sucedieron en palabras que la gente puede entender, con un lenguaje que comprendan. Y es el público quien decide si te escucha. Si grabas una historia y no tienes esa penetración, pues buscas otra historia con otro contenido hasta que logras comunicarte con tu público. Las historias que cantamos tocan esa vena importante de nuestro cuerpo que te hace reaccionar. Somos narradores de la vida de las personas.

P. También han sido voz de la vida migrante. ¿Cómo ve el panorama actual?

R. Trump está presionando bastante y creo que cada día se va a poder un poquito más difícil. En Estados Unidos, ahora ya piden documentos, de repente te paran, tienes que demostrar tu documentación y eso pues teníamos tiempo que no lo vivíamos. Desde los 70.

P. En verano vuelven a España.

R. Uno sueña siempre en conquistar al público de allá. Ese tipo de cosas que sueñas, que lo que vas a llevar ahí sea del gusto del público. Hemos tenido la dicha de estar ahí varias veces.



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