Los trabajos donde las propinas sin sueldo fungen como la única fuente de ingresos tienen sus días contados en México. La ley de propinas, una reforma que ha pasado a manos del Senado tras aprobarse en la cámara baja, regula los empleos que por su naturaleza reciben propinas y sobre todo, obliga a los patrones a establecer una relación laboral formal, con un salario base por encima del mínimo y los derechos contenidos en la Ley Federal del Trabajo. La enmienda aclara que las propinas no son un sueldo, sino “una gratificación solidaria, estímulo y retribución cooperativa para el trabajador por la calidad de atención en el servicio”, de modo que el salario de meseros, baristas, personal de hoteles o despachadores de gasolina no podrá ser reemplazado por ellas, ni por otro tipo de gratificaciones voluntarias.

La reforma pretende impactar en un universo de 1,7 millones de personas en el país que trabajan en restaurantes, bares, hoteles, empresas deportivas, de entretenimiento o gasolineras, que no tienen un salario y su ingreso depende exclusivamente de las propinas.

 El proyecto hace énfasis en que los patrones no pueden disponer ni participar en el reparto de las propinas, mismo que deberá llevarse a cabo de forma equitativa entre los trabajadores que las generen. La distribución, explica el documento, correrá a cargo de los mismos trabajadores, una medida diseñada para cortar de tajo la injerencia de los empleadores en el proceso. Se trata de un antiguo reclamo del sector, ante la práctica extendida entre restaurantes y hoteles de retener un porcentaje de las propinas, o bien, de crear un “fondo” a partir de las gratificaciones destinado a renovar la cristalería o las piezas de la vajilla que se rompían por desgaste o algún accidente propio del trabajo.

La enmienda también prevé que los inspectores del trabajo serán los encargados de verificar que la distribución de las propinas sea “en función del tiempo y actividad que realicen los trabajadores que las generen”, y les faculta para resolver controversias a través de mecanismos de conciliación con la participación de los trabajadores. El dictamen también precisa que el monto percibido por las propinas no formará parte del cálculo de las cuotas de seguridad social de los trabajadores.

La ley de propinas es la iniciativa más reciente del Gobierno dirigida a modificar la Ley Federal del Trabajo. A inicios de diciembre de 2024, el Senado aprobó por unanimidad la Ley Silla, que exige a los empleadores a adecuar el lugar de trabajo con una silla con respaldo que sirva a los trabajadores que pasan la mayor parte de su jornada de pie para realizar descansos periódicos. El avance de la ley de propinas también coincide con el anuncio de Claudia Sheinbaum del 1 de mayo sobre el arranque de una serie de mesas de diálogo para implementar gradualmente la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas, una reforma cuya discusión ha naufragado en los últimos años en el Congreso.



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