El Perfumerías Avenida empezaba a creerse que podía tumbar de una vez por todas al Valencia Basket, su equipo maldito, el rival que le privó de ganar la Liga los dos últimos años. El conjunto de Anna Montañana dominaba el partido de ida de las semifinales por 11 puntos (75-64) y veía que era una buena renta para la vuelta -el domingo, en la Fonteta-. Hasta entonces, el Valencia resistía gracias a Raquel Carrera, que firmó una de las mejores actuaciones de su vida, pero parecía insuficiente. Justo en ese momento, con el equipo de Rubén Burgos a punto de desmoronarse, emergió Alina Iagupova para rescatar al Valencia y, después de un parcial de 1-12, arañar un empate (76-76) que le deja en situación ventajosa para disputar su cuarta final consecutiva.
Carrera, que en febrero reapareció después de 11 meses de recuperación por una grave lesión en la rodilla, no terminaba de ser la jugadora diferencial que era antes de romperse la rodilla. Pero la pívot sacó lo mejor de su juego en Würzburg, donde estuvo imparable. Ni Fasolua, ni Lekovic, ni Koné, ni Laura Gil pudieron con ella. Una tarde portentosa que incluyó 29 puntos (11 de 12 en tiros de campo), siete rebotes y nueve faltas personales recibidas Unos números que le llevaron hasta los 47 de valoración. Una actuación histórica.
En la otra semifinal, que se juega a solo dos partidos, el Casademont Zaragoza dejó prácticamente decidida la eliminatoria. El Spar Girona parece poner fin al ‘milagro’ de Roberto Íñiguez, que llevó a su equipo hasta la Euroliga después de ganar la liga regular y que consiguió superar los cuartos de final, ante el Baxi Ferrol, pese a que la víspera del primer encuentro perdió piezas tan importantes como son Migna Touré, Natasha Mack y, sobre todo, Chloe Bibby, una de las mejores jugadoras de la liga porque su contrato les permitía irse a Estados Unidos para llegar a tiempo a los training camps de la WNBA: una situación insólita pero que retrata el presente del baloncesto femenino.
El conjunto catalán apenas resistió dos cuartos. Al final del segundo, empezó a descolgarse frente un Casademont Zaragoza que siempre se crece delante de la marea roja. En ese tramo emergió Laia Flores, que redondeó una muy buena actuación con una canasta sobre la bocina desde el medio campo (37-24). A partir de ahí, el Uni Girona empezó a dejar de creer y su rival, liderado por Helena Pueyo (14 puntos, nueve rebotes y tres asistencias), dejó este cruce prácticamente sentenciado, aunque falta la vuelta (el domingo, en Fontajau).
Comentarios