El Real Madrid se despidió este jueves de la Euroliga con todos los honores que merece quien ha sido campeón y subcampeón en las dos últimas ediciones. El conjunto blanco remó para morir en la orilla de una remontada que parecía imposible en el último cuarto, cuando marchaba 15 puntos por debajo de un temible Olympiacos comandado por Fournier (23 puntos). Abalde lanzó un triple en el último suspiro para lograr la victoria pero el balón chocó con el aro y ahí se acabó el camino europeo del Madrid este curso. Por la puerta grande.

El Madrid encaraba el Everest y Chus Mateo agitó el librillo: Andrés Feliz en el quinteto inicial en lugar de Campazzo. Un voto de confianza para el base suplente y una carta en la manga para cuando debía asomar la unidad B y mantener los decibelios (Deck e Ibaka fueron baja por lesión). El Olympiacos partió con el recuperado Fournier. Los griegos fallaron sus tres primeros triples y acertaron Abalde y Hezonja. El Madrid quería acelerar el partido y así amasó la primera renta: 14-8. Bartzokas echaba chispas por la flojera defensiva para dejar pista libre a los tiradores blancos y descuidar las espaldas. Abalde simbolizaba el tajo defensivo y Hezonja empuñaba el mazo ofensivo (21-16).

Hugo González y Llull tomaron el relevo para robar y encestar. El balón se jugaba tanto en las alturas como a ras de suelo por la pugna de los dos equipos. Llull enchufó un triple a la carrera y en la acción siguiente provocó una falta en ataque de McKissic para encender al Movistar Arena. El hombre récord de la Euroliga no descansa nunca. Y alumnos como Hugo toman nota. Cinco puntos seguidos del canterano abortaron la reacción del Olympiacos. También picaba Campazzo desde el perímetro para abrir la herida (38-30) y Hezonja se vestía de Súper Mario para alimentar la cesta por dentro y por fuera en otra exhibición de recursos. La rémora para el grupo de Chus Mateo fue la tercera falta de Tavares en el segundo acto. Volvió entonces Fournier al ruedo y el escolta francés maquilló el resultado para los hombres de rojo para alcanzar vivos el descanso (47-42).

Fournier demostró la inteligencia acumulada en una gran dísima trayectoria cuando penetró hacia el aro, encestó y chocó su cuerpo contra el tallo de Tavares para cazar la cuarta falta del gigante (47-48). Volvía la alianza entre Fournier y Vezenkov, dos estrellas que hablan el mismo idioma. La respuesta la escribió Hezonja con un mate lleno de furia cuando los blancos fallaban un triple detrás de otro y en cambio sumaba desde lejos Papanikolaou (51-58). También entonces Williams-Goss sufría su cuarta falta tras una técnica por protestar. Los árbitros no dejaban pasar ni una. Andrés Feliz dio otro paso al frente para unirse a Hezonja en la producción y, algo extrañísimo, Vezenkov se apuntó su primera canasta a los casi 27 minutos de juego. La última tregua llegó con el Olympiacos un dedo por delante (65-68).

Dos bombas de Papanikolaou y Vildoza empinaron más el camino para los blancos. Ya no había munición que reservar y Tavares regresó al ring. La situación era crítica para los locales, demasiado precipitados y ansiosos, después de un arreón griego de 0-11 (65-79). El histórico Papanikolaou machacó el aro madridista sin piedad a distancia y obligó al Madrid a otro imposible. El conjunto blanco apretó los dientes para ir rascando puntos a base de una mejor defensa. Falló el triple Vezenkov y en cambio anotó Campazzo para levantar al pabellón. En el volcán quedó eliminado Tavares y Bartzokas alineó a tres bases para controlar el reloj. Aún así le tembló el pulso al equipo rojo y Abalde se levantó en busca de la gloria. El fallo despedía a un gran Madrid ante un enorme Olympiacos.



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